Esta mañana prontito, me ha llamado mi amiga
Pepita para decirme que su mamá se ha muerto esta madrugada. Era una muerte
anunciada y esperada, pero como pasa con la muerte de las madres, tremenda y profundamente
dolorosa…..
-Me he pasado la mañana rezando y pensando en
ella, han sido cerca de 40 años de
amistad, Pepita madre, no parecía una abuela de sus nietos, era otra mamá,
mandona cariñosa y la que siempre decía la última palabra. Pepita su hija, en
cambio era toda suavidad y dulzura, ella siempre cedía y daba la razón a su
madre que era como la mujer fuerte de la Biblia, y la que ha estado siempre a
su lado ayudándola a criar a sus hijos y
en especial a Jesús, ese niño tan guapo, que siempre será solo un niño…..
-La vida de estas dos mujeres ha sido siempre la
misma, porque estaban juntas en los momentos agradables y en los tristes.
-Todas en algunos momentos hemos creído que
nuestra madre iba a estar siempre con nosotros, pero lamentablemente no es así,
un día de pronto se va y nos deja huérfanos de su cariño de su protección y
sobre todo de su compañía que cada día que pasa nos damos cuenta de que es
irremplazable…
-Al llegar al tanatorio, con mi marido y mi hermana Mª José , nos hemos encontrado a
Gema, la hija de Pepita, guapísima, rota por el dolor que la ha causado la muerte de su
abuelita que también era su cómplice y su confidente.
-Hemos hablado un poco con ella que se hacía la
fuerte y llevaba del brazo a su tío que está muy delicado…Luego hemos visto a
Pedro Andrés, “El ingeniero” como le llamaba su abuela, que estaba tan
orgullosa de los logros de su nieto que los contaba como si ella fuera la protagonista, le he encontrado muy pálido y
demacrado, pero atendía a los amigos con amabilidad y les agradecía su
asistencia.
-Pepita, tan menudita, estaba sentada en un
sillón con la cara tan triste que al verla simplemente la he abrazado y la he
dicho las cosas que se dicen en estos casos, porque ella sabe de sobra lo que
yo quería a su madre, lo que congeniábamos y la gracia que me hacía el verla
organizar la vida de una manera tan positiva y alegre.
-Pepita
adoraba a sus tres nietos, pero la mayor ternura la reservaba para Jesús,
porque sabía que era el más frágil, y por eso ayudó a que le educaran con
disciplina para que pudiera convivir con todos y asistir a todos los eventos ,
y se supiera comportar, como así ha sido, ya que hoy en día a pesar de sus
problemas es un niño muy alegre que
puede ir a cualquier restaurante , o evento al que vayan sus padres y hermanos.
-Ha venido un sacerdote al tanatorio a rezar una
oración de despedida para Pepita, y nos
hemos puesto a rezar con él en un pequeño corro, me ha parecido tan bonita que
os la pongo para que la leáis:
- ¿Qué Futuro Te Espera Ahora?
Te vas como un silencio de amigo
Que se toca con manos muy suaves.
Te vas como una lágrima de agua clara
que se desliza lentamente por un pétalo de flor.
Te vas como una mariposa dorada
que traspasa las estrellas
buscando la luz del sol.