lunes, 14 de diciembre de 2015

"Cuando Los Hijos Vuelven A Casa Por Navidad"




Esta tarde a las 5 salimos mi marido y yo hacia el aeropuerto de Madrid Barajas, a recoger a nuestro hijo Daniel que vive en París, y que viene a pasar las navidades en casa.

-Estos reencuentros son emocionantes, porque al llegar , los madres no vemos a un chico mayor, independiente que vive en el extranjero, sino que ves a tu niño que hace tiempo que no le veías.

-Está guapísimo, le encuentro más delgado, así que le digo solo lo bien que le veo, para no parecerme a la madre de Woody Allen , que siempre le decía : “Hijo pero que mala cara tienes”.

-Las madres no dejamos de serlo ni un minuto al día, no podemos evitar pensar en ellos y preocuparnos, sobre todo cuando están solteros, porque nos gustaría que tuvieran una familia propia, como su hermano, con una mujer  que les quisiera mucho, les hiciera reir, y viera en ellos todo lo bueno  que  vemos las madres.

-No sabemos si hemos hecho bien nuestro trabajo de madres; que ha sido prepararles para vivir su vida en su mundo, ese mundo que les ha tocado, viajando  y trabajando en países extranjeros.

-Querríamos estar seguras de que sabrán afrontar los fracasos adecuadamente, lo mismo que las alegrías, porque desgraciadamente la vida reparte un poco de todo a todos, aunque no sea al mismo tiempo.

-Intentamos mejorar como padres y no repetir los errores de los nuestros, aunque fueran unos padres buenísimos, pero pretendemos superarlos, y resultamos ser solamente unos padres inseguros.

-Los hijos que están felizmente casados y tienen una familia armónica, nos preocupan algo menos, porque tienen una mujer que les quiere y con la afrontan o celebran los malos y los buenos momentos, porque compartidas , las penas disminuyen  y las alegrías se multiplican.

-Hace tiempo leí en una de esas presentaciones tan preciosas que nos mandaban y que ya no circulan, que los padres de hijos mayores, fuimos los últimos de una generación en la que nuestros padres nos regañaban , y la primera en la que también nos regañan los hijos.

-Ahora les consultamos todo, desde el menú, (a pesar de que sabemos de sobra que nuestros guisos les encantan), hasta nuestros proyectos,  cuando ellos ni siquiera van a estar aquí para compartirlos.

-Yo solamente quiero que mis hijos sean hombres y mujeres buenos y felices, que tengan claro su orden de valores, y,que me quieran mucho.

-Desearía como cualquier madre, que cuando el día de mañana  nos recuerden  con cariño, como hacemos nosotros con nuestros padres, y que se sigan reuniendo en las fiestas y que se quieran , porque lo único que merece de esta vida, es sembrar el amor y la felicidad entre las personas queridas.

-Nosotras, las madres, intentamos respetar sus espacios, aunque a veces no podamos evitar no estar de acuerdo, pero procuramos no decírselo muy claramente, ya que son adultos que deben vivir su propia vida.
-Así que vamos a aprovechar estos días para compartir no solo mesa y mantel, sino buenos ratos, y muchas risas y abrazos y cariños porque la navidad nos pone a todos un poco más tiernos de lo normal.

-Estos días, cuando tengamos sentados a la mesa a nuestros hijos, nietos, hermanas , sobrinos ..etc, recordaremos las cenas de nuestra infancia con  padres , abuelas , tíos, primos…. donde  cenábamos y comíamos mucho mejor que en un palacio, porque nuestras madres y abuelas, no sé qué magia echaban a los guisos que sabían mucho mejor que ninguno que hayamos vuelto a probar.

-Buenas noches.