jueves, 13 de julio de 2017

"Si Hoy Fuera Tu Último Día"





Esta tarde hemos ido a Jesús de Medinacelli, al funeral de Piluca, la hermana pequeña de Marisa, una amiga de juventud  y compañera de carrera.

-Impresiona mucho la muerte de una amiga  cuando parece que no era su hora; nos parece que a Piluca  le quedaba mucho por vivir y disfrutar al lado de su marido, de sus hijos , de su hermana , y  de todos los que la queríamos, pero la vida reparte cartas, y a ella le han tocado malas.

-Hemos rezado por ella y nos ha emocionado el ver la compostura y el aplomo que mostraban sus hijos, sus sobrinos y Marisa,  su querida hermana, al leer en voz alta con la voz quebrada, las oraciones y súplicas.

-Marisa sabía lo grave que  estaba su hermana, por eso estuvo pasando unos días con ella, acompañándola  fingiendo alegría y queriéndola más que nunca.

-Desgraciadamente , no han  podido  hacer nada más  aunque han intentado todo, y  enseguida murió.

-He rezado mucho por ella porque leí en el libro de María Vallejo Nájera “Entre el cielo y la  Tierra” que el día del funeral el difunto está presente y el mayor homenaje que  le pueden hacer sus allegados  y seres queridos es rezar  para que su alma pueda reunirse con Dios lo antes posible, y no se debe consentir que la gente vaya como si fuera un evento social a abrazar a la familia ni a acompañarles. ¡Es día de rezar ¡, y los difuntos se ponen muy tristes si  ven que sus seres queridos no rezan por ellos.


-Ha sido un funeral emocionante, y al volver a casa en el coche , hablando con mi hija Gema, se me ha ocurrido pensar cómo nos portaríamos  si supiéramos  que hoy era nuestro último día en la Tierra.

-Quizás  seríamos menos perfectos en nuestros trabajos y en nuestras relaciones sociales, y más cariñosos y más auténticos en las personales y familiares.
-Diríamos  a nuestros seres queridos no solo que les queremos, sino que nuestra vida mejora solamente con su presencia.

-Haríamos ese viaje que tanto nos ilusiona y que posponemos constantemente.

-Nos reuniríamos más personalmente y mandaríamos menos whatsApps.

-Charlaríamos con nuestros hijos sobre sus sueños y sus expectativas , y no criticaríamos sus puntos de vista porque tienen que ser libres y decidir por ellos mismos.

-Seríamos más tolerantes con nuestros fallos y nuestros defectos, y nos reiríamos de ellos  sin magnificar todo como si  fuera  algo grave e irreversible.

-No les dejaríamos ninguna instrucción , porque cada uno debe vivir su vida de la mejor manera que les parezca, solo les diríamos lo que nos importa que sigan con sus vidas, que sean felices y que les queremos tanto…..


-Buenas noches.