Os voy a contar un cuentecito de mi admirado Jorge
luis Borges, que escribió como nadie cuentos cortos sobre muchísimos temas con
estilo, y moraleja.
-Un día un anciano profesor se encuentra a un
joven que le saluda y le pregunta si se
acuerda de él.
-No, contesta el anciano.
-Yo fui alumno suyo hace muchos años.
-¿Y ahora a que te dedicas?, preguntó interesado
el profesor.
-Me convertí en Profesor porque usted me inspiró a ser como usted.
-El anciano, curioso, le preguntó en que
momento le inspiró a ser Profesor.
-El joven , le mandó sentarse y le contó esta
preciosa historia.
-Un día uno de los chicos de la clase, amigo mío,
llegó con un precioso reloj nuevo, yo
nada más verlo, decidí que lo quería
para mí, y se lo saqué de su bolsillo y se lo robé.
-Cuando mi amigo notó que le faltaba su reloj,
se lo dijo a usted, que era nuestro profesor .
-Usted se dirigió a la clase diciendo: El reloj
de su compañero ha sido robado durante la clase de hoy, así que el que lo haya
cogido, que lo devuelva.
-No lo devolví porque no quería hacerlo.
-Usted sin inmutarse cerró la puerta y nos mandó
ponernos a todos de pie, que él iría de uno en uno para buscar en nuestros bolsillos hasta
encontrar el reloj.
-Nos mandó cerrar los ojos a todos, porque
solamente lo buscaría si todos teníamos los ojos cerrados.
-Usted empezó a buscar y al llegar a mi bolsillo
, lo cogió y siguió buscando, y al terminar todos , dijo :
-“Abran los ojos, ya tenemos el reloj”.
-Usted no me dijo nada , ni mencionó este
vergonzoso episodio.
-Ese día, usted salvó mi dignidad para siempre y
no me convertí en un ladrón.
-Fue el día más vergonzoso de mi vida. Pero
gracias a usted aprendí que esto es lo que debe hacer un verdadero educador.
-¿Se acuerda
de ese episodio, Profesor?.
-Recuerdo la situación, el reloj robado que
busqué en todos los bolsillos, pero no te recordaba, porque yo también cerré los ojos mientras buscaba.
-Esta es la esencia de la docencia: “Si para
corregir necesitas humillar; no sabes enseñar”.
Borges.
-Buenas noches,