martes, 22 de enero de 2013

"Nuestros Recuerdos Son Diferentes"



Hace unos días estuve hablando con una compañera de colegio.

-Nos encontramos casualmente en el aeropuerto, y yo noté inmediatamente que intentaba pasar desapercibida y que no quería saludar.

-A veces las cosas no salen como las personas quieren, y nos encontramos otra vez en la cafetería de frente, y ya no tuvo más remedio que saludarme.

-Yo, recuerdo a esta chica como una compañera alegre y pizpireta con la que compartí muchos recreos y juegos y cumpleaños, así que no pude por menos que preguntarle el motivo por el que parecía no querer saludarme.

-Se quedó muy cortada ante mi pregunta tan directa y balbució torpemente un aluvión de insultos  al colegio, a las monjas y añadió que había sido la peor época de su vida, y que por su culpa era una desgraciada, además no había podido olvidar que la gané en la competición de catecismo……¡increible!....

-Es muy curioso, porque el colegio del que ella hablaba y el  que yo recuerdo, apenas se parecían.
- Yo recuerdo un patio grande,  alegre lleno de risas, de columpios, de juegos y de amigas, y el que ella recordaba parecía un reformatorio de una película de terror tipo “El  Internado”.
-Nos despedimos deprisa, con la risa que me produjo oírla decir que yo era la favorita de todos,  porque era una “empollona”, o sea una niña muy estudiosa a la que todo el mundo quería incluso las monjas…

-Yo no sé esta chica de donde se ha sacado esta película de maltratos infantiles, porque jamás en los tres  años que estuve en ese colegio, vi que maltrataran a nadie nunca.

-Jamás he sido una “empollona”,  era simplemente una niña normal a la que no costaba ningún esfuerzo aprobar, porque era lo bastante lista como para   saber que si atendía en clase ya  tenía la mitad del trabajo hecho, y además tenía la gran suerte de que   siempre me ayudaba con los deberes mi hermana Mª José que como era un poquito mayor que yo y muy lista, me enseñaba reglas nemotécnicas para memorizar las cosas, y por eso quedé campeona de catecismo con las Bienaventuranzas.
-Me dijo que solo me tenía que aprender las palabras mágicas como las que dice la madrina de la Cenicienta.

-PO Ma LLo A Mi Li Pa Pa, y me las cantaba y las bailaba con pasos de ballet.
El truco era que tenías que decir primero.

-Bienaventurados los  Po…..Pobres, luego los Ma…Mansos, Llo, los que lloran, A… Los que han hambre y sed, Mi… los misericordiosos, Li…  los limpios de corazón, y  Pa…..los pacíficos.

-Nunca me lo  hubiera aprendido de no ser por mi hermana.

- La verdad es que estas monjas del Apostolado, eran unas monjas americanas muy modernas, por eso mi madre al terminar mis hermanas  el colegio de Las Carmelitas, me matriculó a mí  en  este colegio porque iba mi amiga Moni, y como estaba estaba cerca de casa en la calle Nuñez de Balboa, podíamos ir andando juntas.

-Me adapté enseguida a este colegio y a las monjas,  y la verdad es que me gustó mucho, porque tenía muchísima menos disciplina que el otro. Allí podías hablar y decir tu opinión, cosa que en el otro estaba muy mal visto porque era una falta de respeto, y decían siempre: “Las niñas, se callan”.

- Teníamos clases de teatro y de manualidades y jugábamos al baloncesto, teníamos competiciones de atletismo contra otros colegios., y hacíamos concursos de tablas y de catecismo.
-Los recuerdos son como son, y desde luego los míos son buenos, a lo mejor es que he podado los malos, pero si es así, mejor que mejor.
-Decía mi madre que yo dormía mucho y que me levantaba nueva, así que seguramente por eso solamente atesoro buenos recuerdos, ya que la fase del sueño  en la que soñamos, está basada en una composición neuroquímica diferente, y nos proporciona una terapia que borra lo malo de las experiencias emocionales  vividas durante el día, porque las sustancias químicas que generan el estrés dejan de producirse, y así suavizamos los recuerdos dolorosos.
- Por eso, tras un buen descanso, nos despertamos contentos y relajados, sin ganas de recordar “malos rollos”.