He estado
hablando con una amiga que acaba de pasar un fin de semana en un pueblo de uno
de sus amigos.
-Por lo
visto, el padre del chico, llamó y le dijo que hacía mucho que no le veía, que
por qué no se acercaba al pueblo el fin de semana.
- El chico
le dijo que había quedado con unas amigas y que no podía darles un plantón, así
que tras la insistencia del señor, las chicas se vieron obligadas a pasar este frío fin de semana en
una casita de campo de un pueblo perdido por los montes.
-La casita
de campo, era preciosa, parecía sacada de una postal de casas rurales.
- Tenía el
tejado lleno de nieve, y los aperos de labranza que se veían en el cobertizo,
tenían carámbanos de hielo.
-El padre
del chico, un campesino encantador, les recibió con un fuerte abrazo, y les
ofreció una comida típica con alubias, chorizo, morcilla, y buen vino al lado
de la chimenea.
-Estaban
contentísimas y se rieron mucho, luego fueron a pasear por el pueblo que tenía
solamente diez o doce casas bastante separadas unas de otras.
-Todo iba
bien hasta que llegó la noche, que llegó a eso de las 6 de la tarde, y entonces
encendieron unas lúgubres luces que dejaban la habitación en semi penumbra.
-Entre risas
estuvieron charlando y a las diez decidieron acostarse.
-El único
aseo de la casa estaba fuera, y tuvieron que ponerse el abrigo encima del
pijama para salir .
-La ducha no
tenía agua caliente , y por el lavabo salía un hilito de agua marrón porque las
tuberías se estaban helando.
-El wc, sin
comentarios con asiento de piedra a muchos grados bajo cero, así que salieron
corriendo hacia su cama.
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-La noche
creo que fue demencial, porque aunque
tenían buenas sábanas y mantas calentitas, la cara y la nariz se les quedaban
heladas, por no hablar del viento y la lluvia, o la nieve, o lo que fuera que
soplaba haciendo un ruido que las asustaba tanto que acabaron las dos en una
sola cama, a pesar de que era muy pequeña, y durmieron solo a ratitos.
-Por la
mañana , ya vieron todo de otro color, y les habían preparado un exquisito
desayuno de pueblo con huevos revueltos, pan con tomate y aceite, y un café
riquísimo de puchero.
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-El padre de
su amigo, se reía al oírlas quejarse de las cosas, y les decía que él cada
mañana daba las gracias porque de niño, había sido cabrero y había vivido en el
monte con las cabras, y eso si que era pasar calamidades…….
- Realmente
estos dos días dice mi amiga que las han servido para valorar lo que tienen
cada día y nunca hasta ahora habían valorado, porque todos, damos por hecho que el confort con el que vivimos nos lo merecemos
por nuestra cara bonita y que es lo natural, y ahora han visto que no todo el
mundo lo tiene en la misma medida, aunque a lo mejor se sienta feliz con ello.
-Me ha
llamado además para decirme que se ha acordado de mí, al oír al padre de su amigo, porque yo siempre
digo que tenemos que dar las gracias por tantísimas cosas buenas que tenemos.
-Gracias por
la casa que encontramos cada día tan acogedora al volver del trabajo.
-Gracias por
nuestro cuarto de baño confortable que nos permite ducharnos con agua calentita
cuando estamos heladas.
-Gracias por
el jabón que huele tan bien y que hace tanta espuma.
-Gracias por
tener alrededor de mi casa tantas tiendas donde puedo comprar las cosas que
necesito con muchísima facilidad e incluso
las puedo encargar por teléfono……….
-Gracias,
gracias, gracias……
-Tenemos que
acostumbrarnos a dar las gracias cada mañana, ya que si algo nos sale mal,
siempre lo pregonamos a los cuatro
vientos, así que desde mañana agradeceremos lo bueno antes que protestar de lo
que nos falta.