domingo, 31 de agosto de 2014

"Cuidaremos Nuestras Palabras"


-Una amiga me acaba de contar que se ha peleado con su marido, y que sin querer, ha sido cruel, estaba  llena de ira, y,  le ha dicho cosas terribles…..

-Mi padre, que era periodista, amaba profundamente las palabras, y decía: “Cuida tus palabras, pueden llegar a cortar tu propia lengua”.


-Las palabras son hermosas o crueles, según queramos.
-Hablar bien es un don de Dios, las palabras se crean en la mente, y la mente es como un paracaídas que solamente funciona cuando lo abres; por eso debemos estar muy atentos a las palabras pronunciadas, porque pueden dar alegría o tristeza, así que siempre somos responsables de nuestras palabras.

-La vida es como una obra de teatro que no permite ensayos, así que debemos estar alerta a lo que decimos.

-Es difícil controlarse cuando uno está muy enfadado; parece como si  las palabras peores que conoces, se citaran  en tu boca, y solamente deseas lanzárselas al otro para que “se entere”.

-Mi hijo Félix, que es muy bromista, cuando nos oye criticar a alguien, siempre dice: ¡Tened cuidado, no os vayáis a morder la lengua, porque os envenenaríais”, y nos da tanta vergüenza que nos callamos inmediatamente, porque nos hace reflexionar sobre lo que nunca se debe hacer, aunque sea en broma.

-Los seres humanos, tenemos en nuestro maravilloso y mágico cerebro 4 millones de estructuras sensibles al dolor, y, nosotros podemos ponerlas en marcha, simplemente con una palabra cruel.

-Más vale perder una discusión que ser cruel.

-Debemos recordar que somos seres humanos capaces de hablar para calmar al otro , por muy enfadado que esté, podemos animar al que está muy deprimido, estimular al más cobarde, y arreglar cualquier malentendido, con un ¡Te quiero!.

-A veces perdemos mucho tiempo regodeándonos en lo que nos han dicho, sin darnos cuenta de que nosotros también hemos dicho muchísimas cosas, y no nos paramos un momento a respirar, para poder recordar las cosas buenas, y  reflexionar con un poco de distancia , sobre lo que verdaderamente ha pasado.

-Necesitamos contar nuestros bienes siempre que estemos irritados por los males que creemos que nos han infringido, así, podremos sopesar las cosas con mayor justicia y equidad.

-Intentaremos atesorar palabras buenas, y las utilizaremos a menudo, para que se aprendan el camino a nuestra boca, y cuando estemos enfadadísimos, se mezclen con las malas.

-¡Buenas tardes!