Estos días mi familia ha estado en París; yo no
he querido ir, porque París en febrero es helador y como he estado acatarrada,
no tenía ganas de pasar frío.
-Me ha dado mucha pena porque tengo muchas ganas de ver a mi hijo Daniel, y aunque estamos en contacto por Internet, no es lo mismo que verle personalmente, así que tendré que esperar hasta Semana Santa.
-Me ha dado mucha pena porque tengo muchas ganas de ver a mi hijo Daniel, y aunque estamos en contacto por Internet, no es lo mismo que verle personalmente, así que tendré que esperar hasta Semana Santa.
El día que se marcharon a París, no me di mucha cuenta, entre mis
amigas, y los niños que vinieron a dormir el viernes, el tiempo se me pasó
volando.
-Cuando todos se van, y te quedas unos días solo
en casa; la primera sensación , es de libertad, y piensas: ¡ Por fin voy a poder hacer, comer , decir ….lo que quiero
yo, en vez de tener que considerar los gustos de los otros!.
-La realidad, casi nunca es como te la imaginas
porque cuando te paseas por la casa vacía, y
puedes ir y venir a donde quieras, y a la hora que quieras, resulta que
no te apetece ir a ningún sitio.
-A mí me ha sorprendido con la guardia baja,
porque la sola idea de que mi marido se fuera unos días con sus hijos ,
sabiendo que está bien y que se lo iba a
pasar de maravilla en París con Daniel que es muy acogedor, me hacía desear que llegara el momento, y bromeaba
con mis amigas contando los días que faltaban, pero cuando ha llegado el momento, y he estado sola en casa, he tenido una sensación de
soledad y de desamparo totalmente absurda, que no sabía como manejar.
-Con la comida me ha pasado lo mismo. Yo he dicho muchas
veces .¡Que ganas tengo de estar sola , para comer esto o aquello!, sin tener
que preparar lo que quiere cada uno, y resulta que quitando el día que vinieron
mis amigas, que cociné con ilusión, he estado comiendo aperitivos y bocadillos, y cenando fuera con mis
hermanas, porque no me apetecía nada cocinar.
Anoche hice el bizcocho para la peluquería Santís,
porque ya se han acostumbrado a tenerlo; se ha convertido en otro hábito
también para ellas servir el café con bizcocho a las clientas; así que esta
mañana me he pasado a darme un golpe de peine y a tomar café con bizcocho.
-Echar de menos es sentir el hueco de la
ausencia, además, como somos animales de costumbres, estamos acostumbrados a
seguir una serie de rutinas que se han convertido en hábitos, y al quedarte
solo, ya no puedes hacerlo.
-Por un lado, creo que es bueno separarse de vez
en cuando, porque ves claramente a quien echas de menos y por qué, y estas
emocionen te ayudan a valorar la relación con cada uno de los ausentes.
-Hoy ha venido mi hijo Félix a comer desde su
oficina, y la mañana se me ha hecho mucho más corta cocinando lentejas que le
gustan tanto; hemos estado charlando y riéndonos porque Natalia ayer estuvo
haciendo deberes de matemáticas con su padre, y como la debió regañar porque hacía algo mal, le
dijo que ella prefiere estudiar con la abuelita Paloma que enseña mejor.
-Esta tarde he ido al aeropuerto a recibirles, y
me he sentado en el café que hay frente a la puerta 6 en la terminal 2 de Barajas
a tomarme un cafetito, mientras les esperaba, y cuando por fin han llegado, me ha hecho muchísima
ilusión , y me ha parecido que las cosas otra vez se habían colocado.
-Mi marido se reía cuando le decía por teléfono
todo lo que le he echado de menos, yo que siempre me hago la dura y la
independiente, y me ha traído una caja de bombones que me ha comprado en París
con forma de corazón, así que hemos acabado riéndonos a carcajadas de este
detalle tan romántico .
-Buenas noches