lunes, 29 de febrero de 2016

"Estar Juntos"





Estos días mi familia ha estado en París; yo no he querido ir, porque París en febrero es helador y como he estado acatarrada, no tenía ganas de pasar frío. 

-Me ha dado mucha pena porque tengo muchas ganas de ver a mi hijo Daniel, y aunque estamos en contacto por Internet, no es lo mismo que verle personalmente, así que tendré que esperar hasta Semana Santa.

El día que se marcharon a París, no me di mucha cuenta, entre mis amigas, y los niños que vinieron a dormir el viernes, el tiempo se me pasó volando.

-Cuando todos se van, y te quedas unos días solo en casa; la primera sensación , es de libertad, y piensas: ¡ Por fin voy  a poder hacer, comer , decir ….lo que quiero yo, en vez de tener que considerar los gustos de los otros!.

-La realidad, casi nunca es como te la imaginas porque cuando te paseas por la casa vacía, y  puedes ir y venir a donde quieras, y a la hora que quieras, resulta que no te apetece ir a ningún sitio.

-A mí me ha sorprendido con la guardia baja, porque la sola idea de que mi marido se fuera unos días con sus hijos , sabiendo que está bien y que se  lo iba a pasar de maravilla en París con Daniel que es muy acogedor, me hacía desear que llegara el momento, y bromeaba con mis amigas contando los días que faltaban, pero cuando ha llegado el momento, y he estado sola en casa, he  tenido una sensación de soledad y de desamparo totalmente absurda, que no sabía como manejar.

-Con la comida  me ha pasado lo mismo. Yo he dicho muchas veces .¡Que ganas tengo de estar sola , para comer esto o aquello!, sin tener que preparar lo que quiere cada uno, y resulta que quitando el día que vinieron mis amigas, que cociné con ilusión, he estado comiendo aperitivos y bocadillos, y cenando fuera con mis hermanas, porque no me apetecía nada cocinar.

Anoche hice el bizcocho para la peluquería Santís, porque ya se han acostumbrado a tenerlo; se ha convertido en otro hábito también para ellas servir el café con bizcocho a las clientas; así que esta mañana me he pasado a darme un golpe de peine y a tomar café con bizcocho.

-Echar de menos es sentir el hueco de la ausencia, además, como somos animales de costumbres, estamos acostumbrados a seguir una serie de rutinas que se han convertido en hábitos, y al quedarte solo, ya no puedes hacerlo.

-Por un lado, creo que es bueno separarse de vez en cuando, porque ves claramente a quien echas de menos y por qué, y estas emocionen te ayudan a valorar la relación con cada uno de los ausentes.

-Hoy ha venido mi hijo Félix a comer desde su oficina, y la mañana se me ha hecho mucho más corta cocinando lentejas que le gustan tanto; hemos estado charlando y riéndonos porque Natalia ayer estuvo haciendo deberes de matemáticas con su padre, y como  la debió regañar porque hacía algo mal, le dijo que ella prefiere estudiar con la abuelita Paloma que enseña mejor.

-Esta tarde he ido al aeropuerto a recibirles, y me he sentado en el café que hay frente a la puerta 6 en la terminal 2 de Barajas a tomarme un cafetito, mientras les esperaba, y cuando  por fin han llegado, me ha hecho muchísima ilusión , y me ha parecido que las cosas otra vez se habían colocado.


-Mi marido se reía cuando le decía por teléfono todo lo que le he echado de menos, yo que siempre me hago la dura y la independiente, y me ha traído una caja de bombones que me ha comprado en París con forma de corazón, así que hemos acabado riéndonos a carcajadas de este detalle tan romántico .


-Buenas noches