Tenemos la mala costumbre de quejarnos de
cualquier cosa que nos molesta o que no nos agrada, y tendemos a hablar
demasiado de cosas negativas.
Cuando nos preguntan que qué tal hemos
descansado, en vez de contestar que hemos pasado una buena noche, nos dedicamos
a enumerar las veces que nos hemos despertado para ir al baño, o por lo que
sea, sin valorar que enseguida nos hemos vuelto a dormir.
-Si fuéramos capaces de dejar de quejarnos, comprobaríamos que al dejar de focalizarnos solo en lo malo, nos sentiríamos muchísimo más alegres y felices.
-Los amantes de la metafísica nos dirían que cuando somos negativos, estamos levantando unas murallas alrededor nuestro que nos impiden ser felices,
porque lo semejante atraerá a lo semejante.
-Si nos pone de mal humor el éxito de los demás, estamos llenos de envidia y con esta envidia solo lograremos apartarnos un poco más de nuestro propio éxito.
-Pensaremos que todo nos va a salir bien , para
así atraer hacia nosotros una corriente positiva y alejar la negatividad.
-Existe una puerta que nos conduce al éxito, y
nosotros tenemos que encontrar la llave que la abra.
-A veces nos obsesionamos anticipando un futuro
lleno de problemas inventados, y está demostrado que nos pasamos la vida sufriendo por
cosas que nunca nos van a suceder.
-Nuestro subconsciente no tiene sentido del
humor y lo que decimos o pensamos, será lo que recibiremos, por eso no debemos
decir nada malo ni en broma.
-Pensaremos que cuando una puerta se cierra ,
inmediatamente se nos abrirá una ventana.
-Nuestra expresión deberá ser de alegría.
Sonreiremos porque tenemos todo lo que necesitamos y lo que nos falta está en
proceso y vendrá enseguida.
-Tenemos que lanzar vibraciones positivas para
atraer más positividad, así que tendremos fe en que todo se va a arreglar y en
que las cosas están en camino.
-“No critique, no comente y no se queje”, aconsejaban
en el curso de Dale Carnegie, y eso es lo que tenemos que conseguir, porque
sabemos a ciencia cierta que quejarse no sirve para nada.
-Buenas noches.