Soy profesora, pero me siento maestra. He dado clase durante 32 años en el mismo colegio, pero no he tenido más remedio que dejarlo por motivos de salud.
-Presumo de que he sido muy feliz en mi trabajo, y no ha habido un solo día en el que no me haya llevado a casa alguna anécdota graciosa para contar.
-No sé cuantos alumnos he tenido, pero ellos si que lo saben, y me lo recuerdan constantemente con su cariño cuando nos encontramos, porque nos encontramos mucho: en el cine, en la calle, en los hoteles de vacaciones...etc.
-El lunes pasado me sucedió una cosa curiosísima: llamé a Sanitas para pedir que me recomendaran un buen hematólogo, (pues llevo todo el verano con el Sintrom alterado, lo mismo lo tengo altísimo que bajísimo, y los médicos de medicina general, no saben ya que hacerme.)
-Me recomendaron una doctora buenísima que pasa consulta en el hospital de La Moraleja, y allí me fui para ver si por fin me lo resolvían.
-Cuando me llamaron y entré, vi que la doctora era una chica joven monísima que decía:
- ¡Miss Paloma! ¡Que alegría