Le he dicho a una amiga que está temerosa de todo, que
acabará teniendo lo que más teme ya que nuestros pensamientos como decía Louis
L. Hay, crean nuestra vida.
-Si estamos alegres, llenos de energía y de entusiasmo,
estamos favoreciendo las funciones superiores de nuestra zona prefrontal del
cerebro, que es la zona dónde tiene lugar nuestro pensamiento más avanzado,
donde escogemos las alternativas que tenemos antes de actuar. Allí está nuestro
pensamiento más avanzado; allí, decidimos que hacer para solucionar nuestros
problemas, y es donde inventamos nuestro
futuro.
-Todo esto, está muy influido por nuestro sistema límbico, que es ni más ni menos que nuestro cerebro
emocional. Sabiendo esto, tenemos que acostumbrarnos a entrenar a nuestra mente,
porque lo que nuestro corazón quiere se lo acabará mostrando nuestra mente.
-Cuando asistí con mi hija Gema a la conferencia del Dr
Mario Alonso Puig, una de las cosa que más me impactaron, fue saber que un solo
minuto durante el cual estemos dando vueltas a un pensamiento negativo, dejará
a nuestro sistema inmunitario en una situación muy delicada durante al menos 6
horas.
-Los malos pensamientos y la negatividad lesionan a las
neuronas de la memoria y del aprendizaje que tenemos localizadas en nuestro
hipocampo, y el dejar sin riego sanguíneo, aquellas zonas del cerebro más
necesarias para tomar decisiones, afectará directamente a nuestra capacidad intelectual.
-Aconsejaba el doctor que cuando veamos que hemos entrado en
esa espiral de negatividad y de desánimo, lo mejor que podemos hacer es empezar
a practicar la respiración abdominal. Hinchamos la tripa, y luego soplamos despacito, hasta que expulsemos totalmente el
aire.
-La respiración abdominal, produce cambios en el cerebro,
favorece la secreción de hormonas como la endorfina y la serotonina, y también
mejora la conexión entre nuestros dos hemisferios cerebrales, y nos tranquiliza
al instante.
-Santiago Ramón y Cajal, nuestro insigne premio Nobel, decía:”Todo
ser humano, si se lo propone, puede ser el escultor de su propio cerebro”.
-Rojas Marcos, trató a una conocida mía, y le mandaba cada
mañana, que mirándose al espejo, se lanzara mensajes positivos del tipo: “Cada
día en todos los aspectos estoy mejor y mejor”.
-Los mensajes positivos, pueden llegar a activar nuestros núcleos amigdalinos, los
núcleos del miedo, y es algo tan seguro como que si una persona consigue dejar
de tener esos pensamientos negativos y destructores, puede curarse los dolores
fuertes de cabeza(migrañas), incluso los dolores de pecho, que están causados la
mayoría de las veces, por el temor y la preocupación. ¡Adelante!