Acabo de
hablar con una amiga y nos hemos estado riendo mientras me contaba que está muy
enfadada con su marido porque no piensa como ella.
-Cada uno es
cada uno, le he dicho, y reaccionamos ante las mismas cosas de maneras muy diferentes,
porque tenemos un pensamiento individual.
-Cada uno
creemos que
nuestro pensamiento es el correcto, y nos sorprende que los demás no lo vean con la misma claridad.
nuestro pensamiento es el correcto, y nos sorprende que los demás no lo vean con la misma claridad.
-Las
profesoras somos muy mandonas y a veces hablamos como si fuéramos el “Oráculo
de Delfos”, al que acudían los griegos a consultar a los dioses sus dudas antes
de tomar una decisión.
-A todos nos ha pasado alguna vez que en una
discusión vemos tan claro que la razón la llevamos nosotros, que no nos cabe en
la cabeza que los demás no lo vean.
-Cuando
vivimos en pareja, esto se agrava, porque “donde hay confianza….”, y
acostumbramos a decir: son cosas de Juan, o son cosas de María, cuando no
tenemos un argumento válido para
refutar su
opinión.
-Vivir en
pareja trae a veces muchos conflictos de este tipo, porque cualquier cosa que en
un amigo o amiga nos podría hacer gracia, en nuestro marido o mujer nos llega a
irritar.
-Las
personas que más nos molestan suelen ser siempre las que más queremos y con las
que tenemos más intimidad, y por eso a veces en las discusiones, nos saltamos las
normas y no les concedemos a sus
opiniones esa parcela de respeto mínima
que daríamos a cualquier desconocido que estuviese en su lugar.
-Cada
persona ve la vida con la misma claridad que la vemos nosotros; cada uno tiene
su propia visión de la vida, porque la ve a través de su propio sistema de
pensamiento, que nunca es el nuestro.
- A nosotros,
a veces, sobre todo si estamos discutiendo, nos parece que ellos deberían ver las cosas como las vemos
nosotros, si no estuviesen ciegos, o no fueran tan cabezones como nos parece
que son.
-Nadie podrá
ver las cosas como las vemos nosotros, y tendremos que recordarlo si queremos
tener una buena relación.
-Mi marido
dice siempre que en toda sociedad las decisiones se rigen por mayoría, y en el matrimonio, como solo somos
dos, nunca puede haber mayoría, y de ahí vienen los conflictos.
- El
amor y
el matrimonio es como un carro
chino, en el que uno tira y el otro monta, y lo que hay que hacer es alternar
los papeles, por eso unas veces deberá ceder uno y otras veces el otro.