-Todos tenemos cerca a gente necia , y como
necios que son suelen decir cosas estúpidas que a menudo nos ofenden, y a veces
contestamos sin reflexionar y sin darnos cuenta de que no están en nuestra onda; porque como
dice el refrán. “No hay nada más difícil que responder a un necio”.
-Mi amiga Conchi, está a dieta tras una mala
racha en la que ha perdido mucho peso, y una vecina, a la que podemos llamar necia sin rubor, cada vez
que se la encuentra la dice : ¿ que tal
estás mi pequeña anoréxica?.
-Mucha veces deberíamos recordar que el silencio suele ser la mejor respuesta en esos
casos en los que no te sientes capaz de hablar sin ira, por eso lo mejor es no
contestarles y seguir nuestro camino.
- Si los que tanto hablan palabras fatuas y nos
causan dolor de cabeza, si supieran que sus palabras resuenan en un cántaro vacío,
se callarían un poco.
-Decía Rabindranat Tagore. “Ese que habla tanto
está completamente hueco, ya sabes que el cántaro vacío es siempre el que más
suena”.
-Las personas que cuando hablan se dedican a
ofender, deberían recordar que Nuestro Señor en su infinita misericordia nos dotó con 2 oídos y 1 sola boca , para que
recordáramos que deberemos escuchar el doble de lo que hablamos.
-Todas las personas adultas que engordamos o
adelgazamos más de la cuenta en determinados momentos, lo sabemos; comprobamos
que no nos sirve la ropa, nos vemos en el espejo, y no solo somos conscientes
de ello, sino que es un tema que normalmente nos preocupa mucho, por eso si
necesitamos consejo, lo solemos pedir a un profesional del tema , o a alguien
querido en el que confiamos y sabemos que nos dirá algo apropiado, viable y
cariñoso.
-Le he dicho a mi amiga que no se pare a pensar
en esa vecina, que toda la vida los refranes castellanos han descrito a las personas basándose en la
sabiduría popular, y dice claramente “A palabras necias , oídos sordos”.
-La vida es lo que nosotros queremos que sea, y
no podemos dedicarnos a escuchar estupideces que nos hacen sufrir.
-Mi hija Gema, cuando era pequeñita, tuvo una
profesora bastante mala, que como no sabía dibujar , y Gema con 6 años era una
pequeña artista, la acusó en varias ocasiones de calcar.
-Cuando la niña me lo contó, fui a hablar con
ella , a pesar de que éramos compañeras y trabajábamos las dos en Primaria en
el mismo colegio.
- La enseñé los dibujos que hacía desde siempre, y
la animé a que la viera pintar en su presencia….
-Pasados unos días, volviendo a casa en coche,
le pregunté a Gema que que tal la iba con su profe, y ,me contestó muy
sonriente:
-No te preocupes mamá, que cuando me dice
tonterías, repito por lo bajo.
- ¡Calla chucho que no te escucho!
-A veces los niños son nuestros grandes
maestros, así que ante la impertinencia de un necio, diremos:
-¡Calla chucho que no te escucho!
-Buenas noches.