Una amiga me
ha contado que lleva dos días sin hablarse con su novio por una discusión
estúpida.
-A todos nos
ha pasado que una discusión cualquiera se nos vaya de las manos y que algo que en principio no tenía importancia, se
convierta de pronto en una retahíla de frases con doble sentido , donde cada
uno solo busca hacer daño al otro y le dice cosas que no siente, solo para
fastidiar.
-Todos
tenemos en algún rincón oscuro de nuestra cabeza una lista de afrentas de todo
tipo que no acabamos de perdonar y que en momentos de crisis afloran y nos
ayudan a decir algo que no debemos.
-Yo le he
dicho a esta amiga , que eso que le ha pasado a ella, nos ha pasado a todos en
algún momento de nuestra vida, y que aunque ahora pensamos que son tonterías, cuando
estamos enfadados nos parecen cosas tremendas.
-Discutir
sin pelear es muy difícil, porque no
solemos encontrar el punto justo donde seamos capaces de escuchar de verdad los
argumentos del otro sin pensar a toda velocidad lo que vamos a contestar para
ganar la discusión.
-El ego es
algo así como la imagen que cada uno tiene de sí mismo.
-Es una idea
no una realidad, y en la mayoría de los casos, nuestro ego nos hace ver que
somos víctimas, obviando lo malo que podemos haber hecho o dicho, y
magnificando lo que ha hecho o dicho el otro.
-En las
relaciones de pareja, deberíamos saber controlar el ego, y las ganas de pelea,
porque la única manera de tratar los desacuerdos con tu pareja, y en las
relaciones afectivas en general, sería negociando, y cuando estamos muy
enfadados no solemos negociar.
-Los
hombres en general, se sienten ofendidos
con las discusiones, y como intentan tener la razón, se olvidan de ser cariñosos,
y nos descalifican, y esto a las mujeres
nos suele parecer un ataque.
-Las mujeres,
en cambio, en cuanto empieza la discusión, lo primero que hacemos es criticar la
conducta del hombre, y decirle lo mal que hace esto y lo otro, nos llenamos de” debería”, que es una palabra
que duele mucho, a la vez que les
aconsejamos lo que deberían haber hecho o dicho si fueran como
tenían que ser.
-Creo que
después de miles de discusiones que he tenido a lo largo de mi vida, algunas de
ellas en las que he participado y otras muchas que he presenciado, he llegado a
la conclusión de que nunca sirven para nada, más que para crear mala sangre y
desunir.
-Creo que
deberíamos encontrar la manera de no discutir, y cuando no estemos de acuerdo
con algo, hablarlo en un momento sin ira porque es la única manera de conseguir
aclarar las cosas.
-Convivir a
veces es difícil, y si dos personas se quieren, creo que deberían evitar estas
discusiones en las que ambos se descalifican y solo consiguen hacerse sufrir
mutuamente.
-Las
discusiones a voces con nuestras
parejas, nunca han resuelto nada, y a veces es mejor pararse sin resolverla que
acabar diciéndose cosas que ninguno querría haber dicho.
-Asi que vamos a intentar posponer la discusión y retomarla en un momento tranquilito tomándonos un café en una terraza, sin ira