Hoy 28 de diciembre, se celebra la fiesta de Los
Santos Inocentes, y en España la gente acostumbra a gastar bromas a familiares
y amigos, terminándola cuando ya se han
reído con la frase de: “Los Santos Inocentes te lo pagarán”, o ¡Inocente, Inocente!
-En mi
familia, al ser numerosa, estas cosas nos gustaban muchísimo, y estábamos los cinco hermanos esperando el día
de las inocentadas con muchísima ilusión.
- Mi madre o
mi abuelita nos llevaban a la Plaza Mayor de Madrid a comprar bromas en los
puestos especializados, y mis hermanos compraban desde un terrón de azúcar que
al disolverse tenía escondido una mosca asquerosa de plástico con aspecto
normal hasta una" bolsa cojín echa pedos" que ponían debajo del almohadón del sillón para que al
sentarse el invitado sonara cono un “pedo”, lo que conseguía las carcajadas de
los niños y el enfado de los padres.
-Mi padre el
pobre, cada año fingía que no se había dado cuenta de que le cambiábamos el
azúcar de su azucarero por sal, y parecía que iba a vomitar entre aspavientos
mientras nosotros nos reíamos a carcajadas.
-Mis hijos,
a mí me metían una especie de petardos en los cigarrillos, porque yo fumaba y
explotaba haciendo mucho ruido a la tercera o cuarta bocanada, manchándome la
cara un poco mientras ellos se partían de risa.
-Hacíamos
muñecos de papel de periódico y los niños se los iban pegando a todos los
conocidos cuando se cruzaban con ellos o en el ascensor, así que como casi
todas estas fiestas la mayor diversión es para los pequeños de la casa.
-Mi hija Gema
y yo, desde hace varios años gastamos una inocentada a nuestra amiga Santi.
-El año pasado
la escribimos una carta con membrete del Ayuntamiento, diciéndole que por la
proximidad de su peluquería al jardín, tenía que ocuparse de reponer las bolsas
para excrementos de perros, y denunciar a los vecinos que no las utilizarán,
porque si no ella sería sancionada.
-Le dijimos
al conserje que se la entregara en mano, diciéndole que la había traído un
guardia, y cuando ya vio que era una broma nuestra, dijo que esa sería la última vez, pero se conoce que las pensamos
muy bien, porque esta mañana se la ha vuelto a creer.
-Antonio, un
amigo nuestro encantador, muy educado y desenvuelto, la ha llamado por teléfono para decirla
que era el representante de la Junta de Gobierno de la Comunidad y que tenía
que poner un cartel en su fachada.
-Se ha
enfadado muchísimo porque era de publicidad de otro negocio que decía que tenía
poca visibilidad, y ella no quería, porque en la fachada de su peluquería no tiene por qué anunciarse
nadie…..
-Antonio,
después de un ratito la ha dicho que era una inocentada, y enseguida ha pensado
en mí.
-Al final,
nos hemos reído muchísimo, pero he ganado yo, porque he disfrutado tanto
preparándola y me he reído al contármelo
ella que se me saltaban las lágrimas de la risa al ver su indignación…
-El próximo
año si Dios quiere, prepararemos otra…….