Me acaba de contar una amiga que ha tenido una
pelea tremenda con su hermana por una tontería y que
las dos se han empeñado en decir que tenían razón y han acabado colgándose el teléfono.
A veces nuestra insistencia en tener la razón,
desencadena una serie de situaciones con personas queridas que nos impiden disfrutar y ser
felices.
-Las discusiones con personas a las que queremos
mucho por exceso de confianza se van subiendo de tono y acaban con insultos y gritos.
-El miedo, la ira , la culpa y la insatisfacción
son las emociones más dañinas según el
budismo, y son precisamente las que suelen aparecer cuando nuestro “ego” se
empeña en demostrar que tenemos razón y que los otros están confundidos.
-Cuando
nos comportamos así , es que tenemos miedo a quedar mal, a que los demás
piensen que no sabemos, en fin a una serie de bobadas que se vuelven invasivas y a veces hasta se
convierten en hábitos con lo que rompemos el cordón de nuestras amistades por
peleones.
-Es preferible que el otro piense que él tenía
la razón a romper una bonita amistad.
-Cuando nos obsesionamos con ese tipo de cosas,
nuestra salud se resiente lo mismo que nuestras relaciones sociales.
-Si cambiamos de actitud y conseguimos ceder nos
sentiremos mucho más felices y satisfechos, mientras que las personas que nunca
ceden se vuelven egoístas y por ello sufren y están tristes.
-Mi madre en estos casos siempre decía : “El más
inteligente cede”.
-Termino recordando una frase de Buda que encaja muy bien con esta situación:
-“Toda acción positiva, amorosa y compasiva
conlleva las semillas de la felicidad y verdadera satisfacción. Toda acción
negativa, agresiva y egoísta conlleva las semillas del sufrimiento y del dolor.
-Buda-
-Buenas noches.