"SI NO TIENES LO QUE TE GUSTA, HAZ QUE TE GUSTE LO QUE TIENES"
De tí depende que tu vida sea feliz,debes escoger tus ingredientes.


viernes, 28 de noviembre de 2014

"Aprendamos de los niños


Hoy tengo a los niños en casa.

- Es increíble como dos personitas tan pequeñas pueden llegar a llenar una casa y a iluminarla.

-Todos los que trabajamos con niños somos conscientes de lo sabios que son y de la cantidad de cosas que nos enseñan sin darse cuenta.

-Ellos saben que cualquier cosa puede ser posible y emocionante; es la magia de la vida, esa que nosotros hemos ido  perdiendo a fuerza de dejarnos jirones en las decepciones y en los disgustos, y que a lo mejor ahora querríamos recuperar.

- Mi sobrina María, cuando rompe o estropea algo, le dice a su tía Mari Jose, mirándola fijamente: “No pasa nada tita”, y la verdad es que tiene razón, porque luego, no pasa nada…..

-Los niños nos enseñan a ser generosos y a perdonar, porque cuando les reñimos por algo, al momento están como si no hubiera pasado nada, ya que pasan página con mucha rapidez, y esa es una gran lección para los adultos, aprender a perdonar y pasar página.

-Lo que nos pasa a los adultos es que a veces no nos basta con que los demás nos perdonen, porque somos nosotros los que no nos perdonamos, ya que sabemos cuando hemos actuado mal, pero hay que ser como niños, pasar página y ser como dice mi hermana Mima, nuestro abogado defensor , y no nuestro fiscal.


Siempre que estoy con los niños me doy cuenta de lo maravillosa que es la vida,y de la cantidad de sorpresas que nos ofrece cada día.

-El otro día me contaba en la comida mi hijo Félix, que su hijo Alvarito que  acaba de cumplir 5 años, le dijo al bajarse de la ruta, que trabajaba en la función de su cole y que tenía un papel muy importante. Mi hijo, se llenó de orgullo y le preguntó que de que hacía en la obra, y él, le contestó que de árbol.

-Félix  se empezó a reír a carcajadas, porque está harto de oírnos contar a su padre y a mí, que él hizo de árbol a la misma edad, en la representación de “La golondrina y el príncipe feliz, de la que se creía el protagonista.

-Yo, que entonces tenía veintitantos años, le  preparé con muchísima ilusión, unos pantalones marrones de pana y un jersey del mismo tono para que pareciera el tronco. Pinté y recorté un montón de hojas preciosas, y le llené con ellas  el jersey;  luego  le  enseñé a mover los brazos (que eran las ramas),  suavemente al compás de un viento invisible, porque  me di cuenta de que  iba a estar con los brazos en cruz durante toda la representación, y que si no las movía un poco, se le acabarían durmiendo.

- Al terminar la función, le dedicamos una calurosa ovación llena de bravos, como creo que harán ellos con Alvarito.

-Los niños nos ayudan a tener esperanza, son retoños de unas plantas que hemos sembrado, y que empiezan a crecer en armonía y belleza, con honestidad y valores;  y mirándoles, nos damos cuenta de que seguramente serán hombres y mujeres buenos que contribuirán a crear un mundo mejor que este al que les hemos traído, porque su sola presencia nos hace ser a todos un poco mejores.

-Tienen las manos vacías, no le deben nada a nadie, así que podrán caminar siempre hacia adelante, si les educamos bien, y,  agarrarán las oportunidades que se les presenten, porque solo con las manos vacías se puede recibir.


-Así que esta noche al acostarme, pediré a su ángel de la guarda que les cuide, y,  daré gracias a Dios, por concederme  la oportunidad de poder disfrutar  viéndoles crecer.

-Buenas noches