Esta tarde
hemos ido al tanatorio, mi marido, mi hija Gema y yo a acompañar a Cruci y a
sus hermanos, porque desgraciadamente, esta mañana se ha muerto su madre.
-Cuando tu madre muere, la vida se te desmonta de pronto.
-Pasas sin querer a una primera línea para la
que aún no estás preparado.
- Con tu
madre se va aquella persona generosa que
se alegra de tus cosas más que tú, que
te quiere sin ninguna condición, y que siempre tiene tiempo para escucharte y
para aconsejarte.
-Yo he encontrado a Cruci, y a sus hermanos, no solamente tristes, si no perdidos y
desamparados.
- Estaban
todos unidos en la pena: hijos, yernos, nietos, sobrinos, hermana, amigos, como
una piña…..…..
-Como dice
Isabel Allende, el peor defecto que tienen las madres es que se mueren antes de
que uno alcance a retribuirles parte de lo que han hecho por nosotros.
-Tu madre,
al morirse, te deja desvalido, culpable de no haber hecho más por ella, aunque
hayas hecho muchísimo, y sobre todo huérfano.
-Sin madre,
ya no tienes a nadie que se alegre más que tú de las cosa buenas que te pasan,
y que las cuente, avergonzándote, porque siempre se siente orgullosa de tus
logros por pequeños que sean.
- Cruci y
sus hermanos se han portado muy bien; las chicas turnándose para atenderla desviviéndose,
y los chicos en cuanto salían del trabajo la iban a visitar.
- Carmen ha
tenido la suerte inmensa de que después de haber estado ingresada recientemente,
ha podido morirse con sus hijas en su casa como sabemos todos que era su deseo.
-Cruci
estaba ayer contenta porque la habían llevado a casa una modernísima cama de
hospital para que pudieran graduarle la postura y estuviese más cómoda, y creía
que esto la animaría mucho, pero la vida manda y no ha podido ser……
Carmen, fue una
madre a la antigua usanza: muy
hacendosa, pendiente de sus hijos; cosía como los ángeles, y contagió a sus
hijas de su afición.
-Ella fue el
centro de la familia, consiguiendo que siempre estuvieran todos unidos, y nunca
ninguna tontería les separara.
-Supo
adaptarse a los años, y todo lo que hacían los hijos la parecía bien, y siempre
luchó para ser lo más independiente
posible porque nunca quería molestar.
-Yo a veces
la he mandado bombones y me lo agradecía tanto que me avergüenza pensar que una
persona tan buena, se sintiera en
deuda conmigo por tan poco.
-Al principio
de casarme, yo viví unos años en la casa
de enfrente a la de ella, y como
coincidió que tuve un embarazo de riesgo y tuve que hacer reposo, Carmen me
subía a ver cada mañana, se sentaba un ratito en mi cama y me hacía compañía.
-Me llevaba
algo rico, y me contaba cosas de la gente del pueblo para animarme y hacerme reír.
-Una mañana
se presentaron dos señoras mayores que resultaron ser las panaderas, porque se
habían enterado de que Carmen me visitaba y no querían ser menos con la nuera
de Doña Gregoria (que era yo), así que también me llevaron un pan dulce.
-Ahora en las
ciudades todos vivimos con miedo a que nos atraquen, nos roben o nos engañen, y
la vida es mucho menos armónica que era.
-Esta tarde la sala 9 del tanatorio estaba tan llena de
gente que había ido para darle un último
adiós, que muchos nos quedamos fuera, y solo entramos cuando el sacerdote rezó
un responso, y algunas personas se marcharon.
-Todo el
mundo hablaba de lo buena y cariñosa que era. Creo que ella se habrá alegrado mucho al vernos.
-Últimamente
empeoró, y a lo mejor es que ya tenía ganas de reunirse con su marido, con sus padres y con su adorada hija, a la que nunca dejan
todos de recordar, porque les parece que se murió cuando aún no la correspondía.
-Hemos
vuelto los tres a casa en el coche en silencio, porque estábamos emocionados y
no teníamos nada que decir, ya que cuando se muere una madre, parece que nos
vuelve a dejar otra vez huérfanos a los que como Félix y yo, la perdimos hace
tiempo, pero nunca la olvidamos.
-¡Carmen,
descansa en paz!