-Hoy ha amanecido un día radiante. Esta
madrugada, cambiamos el reloj, atrasándolo una hora, con lo cual hemos ganado
una hora, y se nota.
-He desayunado en la cocina, y había tanta luz
que cegaba; estas mañanas me recuerdan otras muy alegres, mañanas de domingos
llenas de niños, de risas, y sobre todo de ilusión.
-Me he parado a pensar un ratito, y no he
encontrado un argumento que justifique
por qué motivo vamos perdiendo ilusión en el camino de la vida, así que he decidido
recuperar mi ilusión.
-Quizás es que echo de menos las risas de los
niños que no han venido, porque los niños, son tan mágicos que te llenan la
casa de risas. Todo les hace gracia, les divierte, y su risa, es tan sincera
que resulta imposible no reírte con ellos.
-Lo bueno que tienen los niños, es que son
nuevos en este mundo, como dice mi hija Gema, y como todo les sorprende,
encuentran belleza en las cosas más inesperadas, como mi nieta Natalia, que
se queda fascinada mirando las pompas de jabón del fregadero,y la verdad, es que
si las miras con ojos nuevos como ella, verás que tiene razón, que son más bonitas y tienen más colores, que las que ellos soplan a través de un palito terminado en un aro ….
-Ponemos mucha ilusión en los hijos, en sus planes
y en sus proyectos, y no sé por qué estúpido motivo, vamos dejando a un lado
nuestras propias ilusiones, así que vamos todos a recuperar nuestra ilusión
personal, porque todos nosotros, tenemos
guardada dentro de nosotros, ilusión de sobra para repartir .
-Estoy viendo en mi iPad una película preciosa
de Morgan Freeman “El verano de sus vidas”.
Cuenta la historia de un novelista, que tras la
muerte de su mujer, pierde la esperanza y se refugia en el alcohol,
convirtiéndose en una persona antipática, grosera y tremendamente negativa.
-Su sobrino, está muy preocupado, y le alquila
una casa de verano propiedad de un amigo músico, que se la deja encantado, solo
con la condición de que cuide de su perro mientras él está de gira con su banda.
-Este hombre amargado, empieza a ver la vida
desde otra perspectiva, y en ese pequeño pueblo, encontrará su camino y su
razón de vivir.
-Enseguida conoce a la vecina, Charlotte, una
atractiva divorciada, que intenta rehacer su vida con sus tres hijas: Flora, de
6 años, Finnegan, de 10 y Willow de 15. Gracias al trato con ellas recupera la
ilusión por vivir y por escribir, y se convierte en otro hombre que cree la
frase que siempre le repetía su adorada esposa: “Cuando una puerta se ce cierra
en algún sitio, otra se abre en su lugar”…
-Asi que vamos a recuperar nuestra ilusión, haciendo más a menudo cosas
que nos hacen felices a nosotros, porque seguramente también hará felices a los
que nos quieren ver felices.
-Vamos a ilusionarnos como si fuéramos niños con
toda la belleza que nos rodea, y vamos a fijarnos en todo lo bueno que tenemos y que muchas
veces no valoramos.
-Buenas noches