Compartir, es duro. Eso de que de pronto venga alguien, y por su cara bonita, disfrute de tus cosas, no le sienta nada bien a nadie.
-Los niños en el parque, son un maravilloso muestreo de la vida.
- Esta tarde he estado en el parque de casa con mis nietos, y me ha hecho mucha gracia, ver a los niños pequeños al natural, sin que nadie les diga nada. Era como estar disfrutando de un cotilleo prohibido con una cámara oculta.
-Mientras mis nietos estuvieron solos con adultos, todo fue perfectamente. Se nos acercó una señora que paseaba a su madre en una silla de ruedas, les miraba y sonreía, y, claro , Natalia que tiene 3 años, estaba encantada siendo el centro, y permitía, o tal vez aguantaba que su hermano de año y medio, le cogiera sus cosas, porque todos la decíamos ¡que buena es Natalia, que se lo deja a Alvarito!, pero en cuanto empezaron a llegar más niños, la cosa cambió mucho…..
-A los tres años, se da el juego paralelo, que es cuando los niños, están junto a otros, pero ninguno comparte nada con nadie, porque cada uno tiene su propio juego.
-De hecho, hasta los 7 años, les resulta muy difícil compartir, y no es que sean egoístas, sino que no entienden el significado de este valor.
-Por eso, al aparecer niños nuevos, que querían coger sus cosas, lo mejor que podíamos hacer los adultos, era explicarles, que se lo van a dejar a otro niño, solamente un ratito, que enseguida se lo devolverán, y de esta manera se tranquilizaron.
-Todo mejoró, al llegar un niño nuevo, que venía con su abuela, y traía una bolsa llena de coches de metal preciosos, de esos que ruedan y que se les abren las puertas.
-Todos se fueron hacia el banco, y el dueño de los coches empezó a empujarles, hubo un momento de tensión, pero la abuela del niño, sugirió que jugaran juntos, que había coches para todos y que sería mucho más divertido.
- Cuanto empezaron a jugar, todos movían los coches por el banco, o por el suelo, acompañados de un burrum, burrum, y todos estaban disfrutando, y se estaban divirtiendo.
-Todos tenemos que aprender a compartir, pero resulta mucho más fácil, si lo aprendemos de pequeños, así, cuando la vida, nos obligue a hacerlo, no nos resultará tan duro.
-Muchas veces, afeamos a los niños el que no quieran compartir, y no comprendemos lo difícil que es para ellos, el ver que un niño extraño, tiene su juguete favorito. Yo os voy a poner un ejemplo muy fácil de entender…….
-Te acabas de comprar un coche nuevo, después de haber estado ahorrando durante un tiempo. Es el coche de tus sueños, tiene todo lo que querías, y estás contentísimo con él.
-Una mañana de un domingo, llama a la puerta tu vecino, y te dice que por favor, le prestes tu coche, que el suyo está averiado, y que tiene que ir a buscar a sus suegros al pueblo…….
-¡Hay que compartir!, ¡es tu vecino!, ¡no se lo va a quedar!.........
-¡Hay que compartir!, ¡no seas roñoso!, ¡será solo , por un rato, le dices tú a tu niño……..pero hasta ahora, no te dabas cuenta de verdad, de lo que significaba compartir , te das cuenta, cuando te sucede la misma situación……-¿ A que ahora lo entendemos mejor?.
-Por eso, a veces, cuando los niños no quieren compartir algo, hay que saber respetar su decisión, porque no siempre le debes obligar contra viento y marea, y la madre del otro niño, le deberá explicar, que a veces, las cosas que no son suyas, no las puede usar, porque son de otro niño, que no se lo deja y punto.
-Imagínate, que estás sentado en una terraza con tus amigos, y tienes tu móvil encima de la mesa, y se te acerca alguien absolutamente desconocido, y te dice que le dejes tu móvil, que quiere hacer una llamada.
-¡No es una llamada de emergencia!, estás en una ciudad llena de teléfonos públicos, en la misma cafetería hay uno. ¿Se lo dejarías?......
-Estos son puntos para reflexionar sobre los valores que enseñamos a los niños, y para que veamos que no hay que generalizar, porque existen muchas excepciones………
