Somos hijos de nuestra evolución, y en los momentos en los
que nos sentimos tristes, seguimos reaccionando como lo haría cualquier otro
mamífero. Esto es lo que afirma Chris Janiszewski, de la Universidad de Florida
EE:UU.
-Nuestros antepasados, que eran muy listos, y
no nos cabe la menor duda de que actuaban por intuición, lo sabían, como también sabían tantas cosas que nosotros nos empezamos a creer ahora, cuando nos ponen delante las pruebas, los científicos.
no nos cabe la menor duda de que actuaban por intuición, lo sabían, como también sabían tantas cosas que nosotros nos empezamos a creer ahora, cuando nos ponen delante las pruebas, los científicos.
-Desde tiempos inmemoriales, se han regalado a los niños, ositos
y muñecos de peluche, para que los abrazaran
y les acompañaba al quedarse solitos en su cuarto por la noche, y también en
momentos de tristeza, soledad, o frustración.
-Este estudio, publicado hace poco en la famosíma revista “Journal
of Consumer Reseach demuestra que cuando las personas,( tengan la edad que
tengan), abrazan la suave piel de un peluche, se sienten mucho mejor, y
disfrutan de ello.
-A todos nos tranquiliza que nos abracen cuando nos sentimos
vulnerables, porque nos han herido, porque estamos tristes, o nos sentimos
solos, o no nos encontramos bien, y nos tranquiliza, mucho más, abrazar nuestro osito, que escuchar una música
suave, o contemplar una maravillosa puesta de sol.
-El contacto de la piel es muy agradable, pero a veces, no
nos atrevemos a acariciar a las personas que queremos, por miedo a ser
rechazados, y resulta que al abrazarse las personas, se enlazan con un gran
vínculo de afecto.
-Cuando nos acaricia alguien que queremos, y que deseamos
que lo haga, nuestro cerebro responde positivamente a estos estímulos táctiles,
liberando unos neurotrasmisores que están asociados al bienestar y al placer.
-Nuestra sociedad, trivializa mucho los sentimientos, y
existen una serie de personas que se dedican a decirte que te quieren cada vez
que te ven,( aunque tengamos ambas la seguridad de que no es cierto).
-Por otro lado, muchas veces nos comportamos de manera demasiado formal con
los que sí queremos, para que no descubran no
nuestra fragilidad; por eso, creo que ha llegado el momento de que
revisemos nuestro comportamiento, para que nunca nos quedemos cortos con los
que de verdad queremos y nos quieren, y por otro lado, dosificaremos, los:-¡Te quiero!, utilizado
como mera fórmula social!.