Hay en París una clínica que se llama “Clinica del Alma”.
- La primera vez que la vi, me impactó, y me hice un montón de
fotos donde se veía el rótulo, con el nombre, porque me pareció algo muy
simbólico, aunque luego me enteré que no tenía nada que ver con nuestra alma
inmortal, sino con la batalla del río Alma y el general francés Francoise
Severin Marceau, y también porque está al lado, del
Puente del Alma,( donde se estrelló el coche de la Princesa Diana).
-Todos muy a menudo necesitaríamos
una autentica Clínica del Alma, donde en los malos momentos nos pudiéramos hacer una revisión, para saber de dónde viene esa tristeza que a veces nos embarga.
una autentica Clínica del Alma, donde en los malos momentos nos pudiéramos hacer una revisión, para saber de dónde viene esa tristeza que a veces nos embarga.
-Yo tengo la seguridad de que los
disgustos, nos hacen mucho daño, porque los somatizamos, y en cuanto llegan, nos ponemos malos, y nos bajan las defensas, así
que ahora estamos mi hija y yo con “un trancazo”, que es como llamamos en
Madrid a una gripe acompañada de fiebre y catarro.
-Cuando tienes fiebre, te duele el pecho al toser, y, no das
abasto con la caja de Kleenex, es muy fácil estar un poco triste, y sería
estupendo tener “un médico del alma”, al que recurrir en estas ocasiones.
-Nos diría que estábamos bajos de mimos, que nos lo tomáramos
muy en serio, porque puede, si no lo paramos a tiempo, llegar a ser muy ser grave.
-Si nos dolía el
pecho, sería, de tanto querer a todos los nuestros y preocuparnos por ellos, y nos recetaría
pastillas de calma, para quitarnos las ojeras
causadas por las preocupaciones.
-Si teníamos un horrible dolor de cabeza, se debía a que no
acabábamos de ver resueltos todos los problemas.
-Diría que nuestro dolor de oídos, provenía seguramente, de que no queremos oír ninguna mala noticia.
-Por último, nos extendería una preciosa receta con bonita letra donde pondría algo así:
-Beber 5 vasos de agua de manantial de la montaña, para que
arrastre toda la contaminación que nos meten.
- Tomar 3 cucharadas
soperas al día de risas tontas, como las de los niños, que son las mejores.
-Comer una dieta ligera de alimentos sanos, compartiendo
mesa con tus seres queridos.
-Recibir diariamente un montón de abrazos para sentirnos
reconfortados.
-Beber una infusión
de hierbas tranquilizantes y pacificadoras, que nos permitan dormir de un
tirón, y despertarnos alegres y con las pilas cargadas
- Si encuentro por aquí la clínica, no os preocupéis que os
paso enseguida la dirección.