Acabo de salir de unas cursos sobre el Sintrom,
donde probablemente yo era una de las más
jóvenes, y la única operada de corazón, ya
que este medicamento se receta mucho a las personas mayores que tienen
arritmias, taquicardias, o que han sufrido algún episodio vascular.
-Ha sido un curso muy entretenido y me ha
sorprendido que los tres profesionales de enfermería, han logrado un ambiente
muy agradable relajado y motivador, donde todos hemos podido participar con
nuestras preguntas y sugerencias.
-Al salir, en cambio, fue como si de pronto
lloviera a cántaros ,( aunque estábamos dentro de un edificio, y empezaba a
oscurecer con buen clima), porque la mayoría han salido huyendo a toda prisa
balbuceando que no llegaban a no sé qué cosas, que tenían que hacer urgentes.
-La gente está obsesionada con la prisa; parece
que les han dado una cartilla de racionamiento de tiempo que tienen que
gastar inmediátamente, porque van a todas partes con el turbo puesto.
-Leí hace mucho un artículo en “Nature”que decía
que los que vivimos en grandes ciudades, tenemos mucho más riesgo de sufrir
enfermedades mentales, que los que viven en los pueblos, y no me extraña.
-El problema reside en que los que han vivido
así tantos años, al jubilarse, no se adaptan a su nuevo estatus y no disfrutan
de él, porque siguen teniendo las mismas rutinas que cuando tenían que fichar
en sus trabajos.
-Por lo visto estas prisas marcan nuestros
cerebros, porque los que vivimos en las grandes urbes, tenemos mayor actividad
en la corteza cingulada anterior, que los habitantes de pueblos o aldeas.
-Creo que los que estamos de acuerdo con esta
teoría de que no sabemos soltar la prisa de nuestras vidas, tendremos que
intentar encontrar la fórmula si no queremos acabar, con ansiedad, depresión, o
incluso esquizofrenia.
_ Lo mejor es que al llegar a casa se sienten con su familia a tomar un café , un té o una infusión , y aprovechen para hablar largo y tendido de tantas cosas para las que no tienen tiempo.
-Hoy he comprado un libro a mi amiga Mayi por su
cumpleaños titulado :”Elogio de la lentitud”, escrito por el impulsor del
movimiento Slow, y que promete dar al lector herramientas para vivir mejor en
un mundo cada vez más veloz.
-A mí lo que me gusta del autor Carl Honoré, es
que afirma que con la lentitud del método, quiere pasar de la filosofía y los
estudios científicos y sociales a ofrecer herramientas para ser eficaz y vivir
mejor en un mundo veloz.
-El autor afirma que los que hemos perdido la
brújula, deberíamos ( como él ha hecho), reconectar con nuestra tortuga
interior.
-Sabemos que el simple hecho de mirar al reloj y
oir su tic-tac, nos produce angustia.
-La lentitud es muy sana, porque todas las
grandes ideas son el resultado de horas de soledad mirando al cielo, pensando y
planificando, y entonces, surge la chispa, y esa brillante intuición, no es más
que un trabajo tuyo de relacionar una idea con otra .
-Este autor nos recomienda encarecidamente que
juguemos, para encarar el mundo con más frescura intelectual.
-Buenas
noches.