A veces resulta muy práctico dedicar un tiempo a
mirar fotos antiguas, fotos de nuestra infancia, donde plasmamos momentos
inolvidables con nuestros seres queridos que ya nunca jamás volverán .
-Los momentos aquellos , nos pueden servir para
recordar cómo éramos, y la manera en la que vivíamos.
-Podemos recordar como aprendimos a montar en
bici, nuestro primer diente, el primer día de colegio, y sobre todo aquellas
vacaciones en familia en la playa o en la montaña, o los días en el pueblo de
tus abuelos con los animales….
-Nuestra memoria no empieza a funcionar bien
hasta que cumplimos 3 o 4 años, pero a partir de ese momento, nuestras primeras
experiencias buenas y malas se grabarán para siempre.
-Cuando las personas no recuerdan nada de su
infancia, según Sigmund Freud, es porque padecen una represión inconsciente de los recuerdos,
que ahora lo llaman “Amnesia infantil”, y suele aparecer ante sucesos que les
han causado traumas, pero el problema radica en que el cerebro cuando
esto sucede , no borra solo los malos momentos, sino que también se lleva
los buenos.
-Es importante que cada persona posea sus
propios recuerdos, porque es importante saber quiénes somos y de dónde venimos
para nuestro equilibrio emocional.
-Ahora es mucho más fácil que los papás guarden
fotos , gracias a las nuevas tecnologías, ya no necesitan tantos álbunes como
tenemos nosotros con nuestros hijos; basta un pendrive, o guardar los archivos en
la nube, y podrán ver a sus abuelos bailando.
-Todos nuestros recuerdos también servirán para que nuestros hijos sepan cosas de su familia,
conozcan mejor a sus abuelos y
bisabuelos, y sientan que esas son sus raíces.
-Para hacerse adulto, es necesario saber como
éramos, porque dicen que de las infancias felices salen adultos equilibrados, ya
que los recuerdos personales definen quien es la persona.
-Mis hermanos y yo, disfrutábamos mucho de
pequeños, sobre todo en esos domingos lluviosos y aburridos, fisgando en el
baúl de mi abuelita , donde guardaba entre papeles de seda y bolas de naftalina
trajes de fiesta suyos , de mi madre y de mi tía Loti, que nosotras a veces nos
probábamos .
-También tenía sombrereras donde estaban envueltos
sus sombreros , los de mi abuelito, y una chistera negra de gala
por la que mis hermanos se peleaban.
- Entre prueba y prueba, nos contaban anécdotas de cosas que vivieron, de las fiestas adonde habían ido con
esa ropa, y esos recuerdos jamás se nos olvidarán.
-Así que esa manía de las mamás de hacer fotos a
todos los momentos es muy buena, porque los modernos psicólogos lo consideran
clave para que valoremos como fue nuestra infancia y construyamos una juventud
y una madurez armónicas.
-Buenas noches.