Los babilonios eran un pueblo muy próspero.
Tenían una Ley primordial que era la razón de su inmensa prosperidad. Practicaban el diezmo, que es
algo tan sencillo como dar una décima
parte de todo el dinero o riqueza que recibían.
-El diezmo asegura que tenemos que dar si
queremos recibir, y los babilonios sabían que la práctica de esta ley abría el
flujo de la abundancia.
-Si pensamos : “Daré cuando tenga dinero”,
por la ley del diezmo nunca tendremos suficiente, porque primero hemos de
dar.
-Muchas de las personas más ricas de este planeta la han practicado hasta conseguir su riqueza y no han dejado de hacerlo.
-Acostúmbrate a dar, si quieres recibir.
-Da todos los días durante un mes. Entrega felicidad,
sonrisas, palabras amables y afectuosas, di cumplidos a las personas que lo
merecen aunque sean desconocidos.
-Habla desde tu corazón dando lo mejor de ti en
cada momento y proponte que mejore el día de cada persona gracias a tus
pensamientos y palabras amables.
-En cuanto entres en este flujo de dar lo mejor,
te sorprenderás al comprobar la velocidad con la que se te devuelve.
-Buenas noches.