Estaba en la cama leyendo un libro, (sigo con mucha tos) cuando de pronto me han entrado unas ganas tremendas de hacer un bizcocho.
-El bizcocho, es toda una obra de arte, es dulce, tierno y siempre sienta bien.
- En mi casa cuando yo era pequeña, mi madre hacía bizcocho todos los días. La cocina siempre olía muy bien, y todo era casero. Hacían conservas y se metían en frascos que luego duraban todo el invierno. Mamá también hacía un exquisito foie gras para untar en el pan, que era la envidia de todas nuestras compañeras del cole.
-Mi hermana Mª José y yo, hablamos a veces, de que cada generación, parece que cocina peor que la anterior, no se si esto es verdad, o es que nosotras tenemos un recuerdo tan bueno de las comidas de nuestra infancia que no somos objetivas…….
- Mi madre y mi abuelita eran grandes cocineras con gran sabiduría culinaria; y cada una tenía sus recetas personales con ese toque misterioso que hacía que su comida resultara diferente de la que hacemos nosotras, aunque utilicemos los mismos ingredientes.
-En mi casa todo se celebraba comiendo, y todo el mundo era bienvenido. Era una casa grande y muy alegre. Éramos 5 niños, más mis padres, mi abuela y mi tía Loti (que era le experta en tortillas de patata).
-Si llegaba una visita cualquiera, siempre se quedaba a comer, a merendar o a cenar, dependiendo de la hora….
-He metido el bizcocho en el horno, y me he traído al cuarto donde tengo el portátil, una gallina, que es un reloj avisador, para que me avise y no se me queme mientras estoy escribiendo mi blog.
-Estoy pensando, que estoy triste, y por eso me acuerdo de mi madre, de mi infancia, y quiero hacer bizcocho. Cuando una persona se siente triste, tiene bajos los niveles de serotonina, y se acuerda de cosas dulces unidas a recuerdos gratos.
- El cerebro, cuando estás un poco resfriada, y no te encuentras bien, te juega malas pasadas y sin avisar, te da un barrido de recuerdos de infancia.
- Es un trozo de memoria colectiva, de olores que perduran y que te trasladan directamente a cuando eras pequeña, porque aunque parezca increíble, en los momentos un poco bajos, no puedes evitar acordarte de tu madre, de tu abuela de tu niñez, es algo que forma parte de tu vida.
-Nosotros, nos sentábamos los 5 en la mesa grande del comedor, y merendábamos bizcocho con chocolate.
-Mi bizcocho todavía está caliente, pero me ha salido riquísimo, y ahora mismo me estoy comiendo un trozo. Con un café calentito.
-Seguro que mañana ya estoy como una rosa……
