Ya estoy otra vez en casa, no se que tiene la casa de uno que se siente algo especial al volver, eso que yo siempre vuelvo con pena porque dejo en París a mi hijo. Este viaje ha sido tan divertido y tan intenso que nos han faltado días.-La gente te pregunta que cuantos años tienen tus hijos, y al saber que son chicos mayores, e independientes, te miran como si fueras tonta.
- Yo creo que para una madre los hijos nunca crecen del todo. En nuestro corazón, nos parece que nos siguen necesitando, y que debemos estar siempre disponibles por si nos llaman.
-Madrid está precioso. Hace un sol espléndido, hace calor, todo el mundo habla español, y es facilísimo entenderse, porque el francés y yo tenemos un pequeño problema de acento. Reconozco humildemente que no le dedico tiempo, y que probablemente no tengo demasiado interés, porque en París me manejo muy bien, la gente es muy amable y me entienden y siempre han intentado ayudarme cuando no sabía explicarme. Al final de cada viaje prometo solemnemente volver hablando francés la próxima vez, pero los propósitos se quedan por allí…..
-He ido a la peluquería, me han peinado de maravilla y me ha costado justo la tercera parte, y me dejan mucho mejor, y es mucho más divertido, porque en mi peluquería (Santi`s )se pasa de maravilla. Hacemos terapia de grupo. Una señora cuenta un problema, y todas opinamos, y nos solidarizamos. Si se trata de algo malo que ha hecho un marido o que no ha hecho, hacemos hincapié en que son hombres, que su cabeza funciona de otra manera… Nos dan café con algún bollo, pasta, corbata, tarta, rosquillas…..que solemos llevar las clientas para agradecer la generosidad y amabilidad con la que nos tratan. Después, nos intercambiamos las recetas, y las contrastamos, porque una señora echa limón al bizcocho y otras nueces y frutos del bosque por ejemplo.
-En París, en la peluquería la gente no habla, la peluquera peina, seca y corta en medio de un silencio sepulcral, les parece de mala educación si les preguntas, creen que estás invadiendo su intimidad, y resulta tan aburrido que no me extraña que en general las francesas llevan el pelo cortísimo y lleno de canas.
-Esta tarde he ido con mi marido a merendar a La Vaguada. Había tal griterío que apenas nos podíamos hablar sin levantar la voz. En París, la gente no habla , susurra, por lo que los centros comerciales son mucho menos ruidosos que los nuestros. He encontrado todo tan barato que me he tenido que contener para no llenarme de cosas que no necesito.
Hemos comprado a Natalia una maletita con un juego completo de café,( para que nos sirva ella solita), luego nos hemos sentado a merendar, y la merienda de los tres ha costado menos que tres cafés en una terraza de la Rive Gauche, aunque evidentemente las vistas no eran las mismas……
-Voy a terminar ya, porque me caigo de sueño, y mañana tengo mil cosas que preparar pues mi nieta Natalia viene a pasar el fin de semana.
