Mañana tres de mayo, mi nieta Natalia cumple tres años. Ayer domingo, lo celebramos en su casa toda la familia, porque su papá (mi hijo Félix), salía esta mañana en viaje de trabajo a Turquía.
-Nosotros la compramos un disfraz de la princesa Aurora, la protagonista de “La Bella Durmiente” en la tienda de Walt Disney en La Vaguada.
- Tardamos en decidirnos, porque todos eran preciosos, pero como yo sé por mi experiencia en el colegio, que a las niñas pequeñas lo que más las gusta es que tenga mucho vuelo y cancán con alambre, y que se balancee al andar, pues escogimos ese que tenía además corona, bolso y zapatos de color rosa con polvos de oro.
-Nos bajó a recibir al jardín, Natalia con su papá, y en cuanto vio su traje de princesa, se lo tuvimos que poner allí mismo, con los zapatos, corona y bolso.
-La sensación que tuvo al verse con su vestido largo, con su cancán, su corona, sus zapatos de polvos de oro y su bolso, fue tan grande, que se puso derechita, y empezó a caminar con solemnidad.
-Raquel, su mamá, casi se desmaya de la ilusión, porque no se lo esperaba, y estaba tan rica, que verdaderamente parecía una muñeca. La llevó a su dormitorio, a que se viera en el espejo grande, y volvió coloradita de la emoción.
-Al ratito, llegaron sus otros abuelos, con su tía Sandra y su primo Borja al que Natalia adora, y otra vez todo el mundo se sorprendió muchísimo al verla, así que empezamos a llamarla “Princesa Natalia”, y la gustaba tanto, que decía: ¡mamá, que soy la “Pincesa Natalia”! con su media lengua.
-Después de merendar, su tía Sandra y Borja, sacaron una tarta preciosa que la habían hecho los dos, con una princesa, y un gran cartel de nata, y sopló la vela primero ella, y luego su hermano Alvarito un montón de veces, hasta que casi se consumió, cantando mil veces el cumpleaños feliz, que es una de sus canciones favoritas.
Pasamos una tarde muy divertida, pues no hay nada parecido a la risa de los niños pequeños para contagiar felicidad.
- A eso de las 8 y pico, nos marchamos a casa, y cuando íbamos en el coche, llamamos porque se nos había olvidado una cosa, y nos contaron que no había manera de que se quitara los zapatos de princesa, el traje, si, porque la pusieron un pijama, también de princesa.
-Sospecho, que Raquel y Félix, van a tener una temporada bastante principesca, pues ya la han prometido que el martes, cuando vaya a la guardería, llevará su disfraz, y el bolso lleno de chuches para sus amiguitos.
-No hay nada parecido a la risa de un niño, por eso, tenemos que celebrar con ellos los cumpleaños, las vacaciones, las alegrías, pues no hay mejor medicina para el alma ni nada que te alegre tanto la vida como la felicidad de los niños.
-Nosotros la compramos un disfraz de la princesa Aurora, la protagonista de “La Bella Durmiente” en la tienda de Walt Disney en La Vaguada.
- Tardamos en decidirnos, porque todos eran preciosos, pero como yo sé por mi experiencia en el colegio, que a las niñas pequeñas lo que más las gusta es que tenga mucho vuelo y cancán con alambre, y que se balancee al andar, pues escogimos ese que tenía además corona, bolso y zapatos de color rosa con polvos de oro.
-Nos bajó a recibir al jardín, Natalia con su papá, y en cuanto vio su traje de princesa, se lo tuvimos que poner allí mismo, con los zapatos, corona y bolso.
-La sensación que tuvo al verse con su vestido largo, con su cancán, su corona, sus zapatos de polvos de oro y su bolso, fue tan grande, que se puso derechita, y empezó a caminar con solemnidad.
-Raquel, su mamá, casi se desmaya de la ilusión, porque no se lo esperaba, y estaba tan rica, que verdaderamente parecía una muñeca. La llevó a su dormitorio, a que se viera en el espejo grande, y volvió coloradita de la emoción.
-Al ratito, llegaron sus otros abuelos, con su tía Sandra y su primo Borja al que Natalia adora, y otra vez todo el mundo se sorprendió muchísimo al verla, así que empezamos a llamarla “Princesa Natalia”, y la gustaba tanto, que decía: ¡mamá, que soy la “Pincesa Natalia”! con su media lengua.
-Después de merendar, su tía Sandra y Borja, sacaron una tarta preciosa que la habían hecho los dos, con una princesa, y un gran cartel de nata, y sopló la vela primero ella, y luego su hermano Alvarito un montón de veces, hasta que casi se consumió, cantando mil veces el cumpleaños feliz, que es una de sus canciones favoritas.
Pasamos una tarde muy divertida, pues no hay nada parecido a la risa de los niños pequeños para contagiar felicidad.
- A eso de las 8 y pico, nos marchamos a casa, y cuando íbamos en el coche, llamamos porque se nos había olvidado una cosa, y nos contaron que no había manera de que se quitara los zapatos de princesa, el traje, si, porque la pusieron un pijama, también de princesa.
-Sospecho, que Raquel y Félix, van a tener una temporada bastante principesca, pues ya la han prometido que el martes, cuando vaya a la guardería, llevará su disfraz, y el bolso lleno de chuches para sus amiguitos.
-No hay nada parecido a la risa de un niño, por eso, tenemos que celebrar con ellos los cumpleaños, las vacaciones, las alegrías, pues no hay mejor medicina para el alma ni nada que te alegre tanto la vida como la felicidad de los niños.