“Al que tiene hijos y ovejas, nunca le faltarán quejas”. Este refrán, lo dice mucho mi hermana Mima, y a mí, siempre me hace mucha gracia.
- Es una gran verdad, porque es rara la semana que no tengas
alguna preocupación por algo relacionado con alguno de tus hijos o de tus
nietos.
-Lo malo de este tipo de preocupaciones, es que tienen mala
solución, porque aunque te lo cuenten; si son problemas de trabajo, piensas que no sabes
todo, que son cosas que tu no entiendes,
y no puedes decirles como cuando eran chiquititos:-¡Yo te ayudo a preparar
estos deberes!......
- A veces, tienes la sensación de que les pasa algo, de que
algo va mal, y la inquietud no te deja dormir, pero tiene mala solución, porque
no podemos ocuparnos de algo que no
sabemos en concreto, ya que a veces, son miedos a que tengan problemas que no
puedan resolver, y tú, ves que no puedes
ayudarles…..
-Todos los que tenemos hijos, sabemos que se hacen mayores
de repente, y tienen derecho a confundirse, y a
dirigir su vida.
- A veces, no quieren preocuparnos, nos protegen a su
manera, y no nos cuentan muchas cosas,
porque piensan que solo consiguen preocuparnos, y no saben que para una madre,
un hijo es transparente, y que con solo mirarles, sabemos que les pasa algo, y si están lejos, la voz, también nos cuenta muchas cosas, y nosotras siempre
estamos listas para ayudarles…….
-No estamos seguras de que sepan todo lo que les queremos, porque
no queremos ser pesadas, pero seguro que no saben que preferimos mil veces que
nos molesten, a no saber que les está pasando…….
-Yo, cuando tuve hijos, empecé a querer más a mis padres, y
a entender lo que ellos sentían cuando nos
decían tantas cosas, y nosotros les llamábamos pesados…..
- A veces pienso en que a lo mejor sin darnos cuenta , a
pesar de quererles tanto, no supimos estar a la altura de su cariño y de su
gran generosidad….en fin, la vida, a veces nos
trae recuerdos que ni sabemos en qué parte estaban guardados o archivados.
-Por eso, ahora disfrutamos con los nietos, antes de que
crezcan y se independicen.
- Nos ocupamos de que sean felices, pero creo que aprendemos
a ser hijos cuando somos padres, y a ser
padres, cuando somos abuelos.
- Hoy he tenido un día complicado, y quizás me ha salido
todo lo que he escrito un poco melancólico, pero creo que también tenemos que
reconocer que cuando les pasa algo bueno, somos tan felices como si nos hubiera
tocado la lotería.