Cuando acaban las vacaciones, o las mini vacaciones, como en
este caso, y haces el equipaje para volver, tienes una especie de mezcla de
sentimientos dentro de ti que no sabes exactamente describir.
-Por un lado, sientes pena por dejar lo nuevo que ya estabas conociendo, que empezaba a sonarte a
cotidiano y las comidas, los caminos, los sitios, las playas, los olores el paisaje, la nueva gente con la
que te estabas empezando a relacionar, y que a lo mejor, si hubieras tenido
tiempo, hasta hubieran podido llegar a ser tus amigos, pero te vas y ya nunca
lo sabrás…..
-El camino de vuelta en coche, es emocionante, el paisaje
gallego maravilloso, y el tiempo perfecto y luminoso.
- Justo cuando volvemos, después de habernos estropeado a
propósito días de playa, y de darnos a cambio horas de suaves baños termales
relajantes y recuperadores.
-Paramos en un pueblo pequeño, distante de la autovía. Mi
marido que es el chófer, se enfada, porque anunciaban Restaurante, Cafetería y
Gasolinera, como si estuviera al lado de la carretera, y resulta que está a 10
o 12 kilómetros.
- Nos paramos en un camino lleno de polvo, y mi marido
enfadado pregunta a un gallego que cómo es posible que esté tan lejos el mesón,
y el hombre, se ríe y le contesta,:¡ande hombre, no se enfade, y bajé por allí
que está a unos pocos kilómetros!
-¡Por fin llegamos. Es un sitio precioso en medio de la
nada, y nos atiende una chica que dice que no se aburre, que está acostumbrada.
Tomamos un café con una magdalena madrileña y seguimos camino.
-Volvemos a parar a comer en un restaurante lleno de
camiones que como decía mi madre es la mejor señal de que se come bien, porque
los camioneros lo saben.
Félix pidió un arroz a la jardinera, una chuleta con patatas,
y natillas. Yo, con mi dieta sin sal, no pude elegir más que entrecot con
patatas, y de postre arroz con leche casero, que estaba riquísimo.
-El último tramo del viaje lo hicimos enseguida porque
cruzamos el túnel del Guadarrama, y enseguida, dejando al lado Villalba, Torrelodones, las Rozas, Majadahonda, y la
Carretera del Pardo, llegamos a casa.
-No sé que tendrá la casa, pero algo tiene que te da la
sensación de que ya está todo en orden, tu gente, tus cosas, tus animalitos……
-Al rato de estar en casa, parece como si no te hubieras ido
nunca, porque vuelves a encontrar todo en su sitio, y eso te tranquiliza mucho.
Yo, nunca encuentro las palabras apropiadas para expresar lo que siento al
llegar a casa, pero siempre siento algo que me emociona…..
-He empezado a llamar a mis hijos, a mis amigos a mis
hermanas, para decirles que he vuelto, que ya estoy en casa, y se han alegrado
tanto, que me siento muy rica y muy importante, porque tengo mucho amor…..