Tenemos que
hablar más con la gente
Esta tarde, estando a la puerta del local de la
academia de mi hija Gema, saludé a una señora mayor que subía por la calle
Virgen del Val empujando un carrito de la compra con bastante esfuerzo, y la
dije que se lo tomara con calma que las cuestas son muy malas para el corazón,
que a mí me dan fatiga.
-La señora,
se paró muy sonriente y se puso a contarme muchas cosas, de su salud, de lo que
había comprado, de la vida.......
-Me gusta el
Barrio de la Concepción donde está la academia de Gema porque es como un pueblo,
y la gente se saluda y se da los buenos días, cosa que en Madrid ya no es corriente.
-La vida en
las ciudades es mucho más estresante que la de los pueblos, y nosotros sin casi
darnos cuenta nos volvemos cada día un poco más desconfiados.
-Estamos
acostumbrados a contar las malas noticias como si fueran las palabras que nos susurrábamos
al oído de pequeñas, sentadas en círculo en aquellos corros de “Los Disparates”, donde cada una pregunta una cosa a la que está sentada a su lado, y recibe una respuesta.
-Al final, la que hace de madre dice en voz alta :
Este me ha preguntado (lo que sea), y este otro me ha contestado lo que la habían dicho resultando casi siempre un gran
disparate porque lo que dijo la primera persona, no tenía nada que ver con lo
que recibió la última.
-Las
noticias malas, las contamos, las aumentamos y las extendemos como la pólvora;
así que todos tenemos miedo de que nos roben, de que nos maten, y de que nos
engañen.
-Cuando yo
era pequeña, mi madre, mi tía y mi abuelita, solían sacar comida a los pobres
que iban a pedir (porque entonces los pobres subían por los pisos aprovechando
despistes de los porteros), y yo recuerdo que les sacaban a la puerta, por ejemplo un plato
de cocido.
-¿Por qué
entonces a nuestros padres y abuelos no les parecía peligroso socorrer a un
pobre?, en cambio ahora les tenemos pavor………
ç
-Sigo
creyendo que hablar con la gente es algo bueno, se conocen distintas personas
que tienen distintos puntos de vista de la vida, y siempre es muy divertido
porque como dice el refrán:
-“Escoba
nueva, siempre barre bien”.
-A mí me
encanta hablar con la gente y de hecho hablo y mucho.
- Cuando me cruzo con una
persona por mi barrio, saludo y sonrío, y el otro o la otra aunque titubee, al final también sonrie.
-Esta mañana
hemos ido mi hermana Mima y yo a hacernos una densitometría, y yo he hablado muchísimo
con las señoras que había sentadas a mi alrededor en la sala de espera, mientras
esperaba que saliera mi hermana Mima, y el tiempo, charlando, se me ha hecho cortísimo.
-Hay muchas
personas que a fuerza de no practicar la conversación con sus vecinos , se
vuelven raros y se quedan sin habilidades sociales que son las que nos ayudan a
relacionarnos con los que viven a nuestro alrededor para charlar, o para entablar relaciones...... ……
-Mucha gente
está muy sola y unas palabras tuyas la pueden arreglar el día.