Esta mañana
me ha acompañado mi hermana Mima al Sanatorio San Francisco de Asís de Madrid
a recoger unas pruebas cardiacas que me hicieron el otro día.
Tuvimos que
andar por un pasillo de cardiología que tenia asientos a los dos lados del
pasillo con gente esperando, y al final, un poco antes de llegar al mostrador
de las enfermeras, había una cama de una habitación, con una señora acostada, que me llamó la atención, por lo
azarada que parecía estar.
-Yo, sin pensármelo
dos veces, me dirigí a ella sonriendo, y la dije:
-¿Qué pasa?,
que la han bajado de su habitación a hacerla unas pruebas y ya ha terminado y
se han olvidado de recogerla?.....
-Se me quedó
mirando muy sorprendida, y me dijo que sí, yo me puse a su lado a charlar un
poquito ante la sorpresa de todos los pacientes que estaban sentados a ambos
lados del pasillo, que debían ser ciegos, porque ni la miraban…..
-La he
contado que en una ocasión hace años, estando yo ingresada en la Clínica Cemtro
de Madrid, me llevaron por la mañana a hacerme unas pruebas y al terminar me
aparcaron en un pasillo como a ella durante mucho tiempo, o al menos a mí me
pareció muchísimo.
-La gente
debería pensar un poco en los demás, porque cualquiera por muy bien que se
encuentre, en un momento de su vida, puede
verse ingresado por cualquier cosa, y estar en la misma situación.
-Después de
recoger mis pruebas, me crucé con el enfermero vestido de azul, y le dije que la subiera enseguida a su
habitación que estaba pasándolo muy mal, y se la llevó enseguida.
-Una de las
obras de misericordia que estudiábamos en mis tiempos en el Catecismo, era “visitar
a los enfermos”, y esa señora en esos momentos, lo único que necesitaba
mientras esperaba que el enfermero la pasara a recoger era un poco de calor
humano, y un poquito de atención, que nadie se atrevió a darle.
-La gente en
general, se queda callada ante alguien que está enfermo, o que va en silla de
ruedas o que tiene la mínima deformidad, parece que les da miedo, o que se yo…...
-Todos
necesitamos a todos, y una palabra dicha con cariño en un momento oportuno,
ayuda mucho.
-Una persona
enferma y sola, está agobiada en un ambiente hostil, donde las relaciones
interpersonales son inexistentes.
-El domingo
por la tarde, cuando íbamos al cine en La Vaguada, montamos en el ascensor para
subir a la planta 2 que es donde están los cines.
-Vimos que
todo el mundo estaba pegado a las paredes y en el centro había un chico joven, con una silla de ruedas moderna de esas que se
dirigen con marchas y una pantalla.
-Me llamó la
atención lo colorado que estaba el chico, y que todos le miraban todos, como si
fuera de otro planeta; así que le dije:
-¡Como mola
esta silla , que moderna es!, se sonrió un poco, y yo seguí ¿Se conduce bien?
–Sí, muy bien, me contestó muy sonriente.
-Una vez que
le coges el tranquillo ya no hay problema.
-¡Pues que
suerte!, porque te da libertad y mucha independencia…..
-Al llegar a
nuestra planta, me despedí de él diciéndole:
-¡Circula
con precaución, que aquí hay mucha gente!.
-Ayer me
volví a cruzar con él y nos saludamos.
-Moraleja:
Todos necesitamos hablar y que no nos marginen, así que a ponerse las pilas,
porque todos somos personas, lo que pasa es que a veces unos estamos mejor que otros de salud,
pero no olvidéis que la vida a veces da giros y el que estaba como una manzana
de sano de pronto se ve enfermo, y el enfermo en cambio, se cura.