La vida hay que compartirla. Vivimos en un mundo
lleno de gente, nos relacionamos con ellos ,y nos gusta compartir nuestras experiencias, a la vez
que nos enriquecemos con lo compartido.
-Aprendemos a compartir de niños; si nuestros
padres compartían de forma habitual en el día a día; porque compartir es una
habilidad social que deben practicar los padres si quieren que sus hijos la
adquieran como valor.
- Los niños aprenden lo que ven, no lo que oyen
por mucho que se lo repitamos.
-Al compartir creamos vínculos sociales, y
aprendemos que los juegos que compartimos con nuestros amigos resultan mucho más
divertidos que los que jugamos solos.
-Las alegrías compartidas son más grandes, porque
si compartimos, recibimos mucha felicidad, mientras que las penas , al compartirlas
se hacen más pequeñas.
-Las personas que no comparten, son egoístas; todo lo guardan, lo amontonan y acaban acumulando muchas cosas , pero faltos de
amor.
-El dinero también hay que compartirlo con las
personas queridas, porque si nos dedicamos a guardarlo , acabará coagulándose
como la sangre.
-En la naturaleza tenemos un claro ejemplo de la
importancia de compartir:
-Existen en Tierra Santa, 2 lagos que se alimentan con las aguas del Río
Jordán, pero son completamente distintos a pesar de estar situados a muy pocos
kms de distancia el uno del otro.
-El primero es el lago Tiberiales o Mar de
Galilea, un mar precioso de aguas azules y tranquilas rodeado de verdes praderas con flores silvestres.
-El otro, es el Mar muerto, una laguna llena de
sal , con agua estancada y sin vida, a pesar de venir del mismo río que el Mar de Galilea.
-La diferencia entre ambos lagos es muy sencilla, el lago Tiberiales , comparte
todo el agua que recibe generosamente; riega los campos, sirve el agua a los
pueblos de sus alrededores y a sus animales; es un agua altruista.
-El agua del Mar muerto en cambio, se estanca ,
se hace cada vez más y más salada, y mata toda la vida que intente nacer en
ella o en sus alrededores, porque es un agua estancada y putrefacta.
-Pues eso exactamente es lo que pasa con las
personas que no comparten, que acaban siendo como el agua estancada; todo se lo
guardan y no dan, para acabar pudriéndose y teniendo una vida amargada ,
desdichada y llena de rencores antiguos, porque se han ganado con su
comportamiento la infelicidad.
-Las personas altruistas, las que comparten sin esperar nada a cambio, son felices,
disfrutan de sus momentos dando a los demás con generosidad y disfrutando más cada día de su vida.
-Cuanto más damos, mucho más recibiremos.
-Buenas noches.