Esta tarde los niños están un poco tristes porque
mañana volvemos a Madrid y ya no van a ver más a los gatos.
-En nuestra familia somos muy gateros y los niños desde el primer día descubrieron que
alrededor del chalet había una serie de gatos que acudían al olor de la
barbacoa, y han decidido que es su responsabilidad alimentarles….
-Natalia les ha puesto nombre; Negrito es un gato negro grande y muy bonito, Panterita es otra mucho más delgada que según Álvaro
tiene aspecto de pantera, Tigre es un gatito atigrado que se desdibuja entre la
hierba, Grisito es un precioso gato gris que solo viene de noche y Chundi que es una blanca y negra muy parecida a la que teníamos nosotras.
-Los primeros días solamente se acercaban por la
noche al olor de la barbacoa, luego también venían al mediodía, y ahora se
pasan el día merodeando y llamando a los niños con sus maullidos.
-Las gaviotas están muy envidiosas e intentan
acercarse, así que Natalia, Alvarito y Gema, ayer decidieron darles un paquete de merluza
en rodajas que tenía yo en el congelador v que parece que una vez descongelado
les ha encantado.
-Esta mañana, varias gaviotas han hecho sobre la
piscina y la terraza un vuelo rasante de reconocimiento, así que mi hijo Felix,
les ha comprado comida de gatos, que ya están repartiendo equitativamente.
-Yo les tranquilizo diciéndoles que como esta noche
también tenemos barbacoa, todo lo que sobre, (porque sobrará mucho), se lo
dejaremos en sus lugares apropiados para que no se peleen, y que tendrán un
gran banquete.
-Los animales hacen mucho bien a los niños, porque les sirven para asumir
su responsabilidad con otro ser vivo, y sacan lo mejor de ellos. Recuerdo que
cuando veraneábamos en Canarias, siempre teníamos el jardín lleno de gatos
desamparados a los que alimentar y cuidar.
-Lo malo es que cuando nos vayamos, nos van a
echar de menos, pero les he explicado que esto es lo mismo que pasa en el
cuento de las estrellas de mar.
-Había una vez un chico que paseaba todas las
mañanas por una hermosa playa. Una mañana, descubrió que la playa estaba llena
de estrellas de mar que se habían quedado varadas en la arena.
-El chico, empezó a recogerlas y a lanzarlas al agua.
Un escritor que le observaba desde la orilla,
le gritó que era una tontería, que no servía de nada, que nunca podría salvar a
todos.
-El chico se quedó un rato callado, y cogiendo
varias estrellas en su mano; gritó: ¡Estas
al menos no se van a morir porqu
-Los gatos se acordarán de lo bien que han comido
y les habrá sentado estupendamente, además en estos chalets de alquiler, la
gente suele tratar bien a los gatos y
darles comida.
-Buenas noches.