Cuentan que un maestro de secundaria, preocupado por lo mal que se llevaban sus alumnos entre sí, y al ver que por mucho que reflexionara sobre el tema, les riñera, o que les aconsejara, no conseguía nada, decidió pasar a la acción.
-Una mañana cuando los niños se hubieron sentado, les dijo que les iba a mandar una tarea muy particular, y dirigiéndose a un armario grande que había en el pasillo, sacó, con ayuda de 2 alumnos, un gran saco de patatas muy gordas, y lo puso encima de su mesa.
-Ahora, dijo, cada uno de vosotros, va a coger una patata, y con el rotulador permanente, escribirá el nombre de una persona a la que guarda rencor, que no la perdona, que no le gusta, que le molesta, que le cae mal.
-Los niños empezaron a coger patatas, y el maestro les animaba a coger más diciendo:
-¡Fijaros bien, y no os olvidéis de vecinos, parientes, familiares!…..
-Los niños estuvieron escribiendo nombres con gran bullicio, y al terminar, casi todos tenían al menos 5 patatas de buen tamaño.
-Ahora, coged de mi mesa una bolsa de plástico cada uno, y meted las patatas.
-Cuando todos habían terminado, les dijo:¡ Haced un nudo, y guardaros la bolsa en la mochila!, y mañana, acordaros de traerlas otra vez a clase!
-Al día siguiente, todos estaban intrigados por la novedad, cuando el profesor les dijo: A partir de hoy, y hasta nueva orden, deberéis llevar la mochila a todas partes.
-Después de 2 semanas, los niños empezaron a quejarse de lo que pesaba, y de lo mal que olía, pues las patatas se estaban empezando a pudrir.
-Esperaron al profesor a la salida de clase, y le dijeron, que no querían seguir llevando ese peso, que olía fatal, y que además no les cabían los libros en la mochila,i la ropa de deporte, y que estaban dejando atrasar sus tareas, por culpa de las patatas. El maestro les dijo, que al día siguiente lo resolverían.
-A la mañana siguiente, les dijo: A lo largo de nuestra vida, a veces nos surgen situaciones que nos enfadan y nos llenan de ira, son cosas que no estamos dispuestos a perdonar, y vamos, sin darnos cuenta, cargando con nuestra mochila de rencores, y aunque parezca una tontería, esta mochila nos acompaña a todas partes, vayamos donde vayamos.
-Como habéis notado, es algo tan pesado y desagradable, que incluso huele mal, además de que nos quita tiempo y espacio para guardar en nuestra mochila otras cosas mucho más interesantes valiosas y divertidas.
-El que no quiera guardar estas patatas podridas, que saque la bolsa y tire los rencores, los odios y los resentimientos, porque afectan a toda nuestra vida.
- Habéis visto lo malo que es arrastrar odios y resentimientos, por no perdonar a los que alguna vez nos lastimaron.
Yo creo que a veces todas cargamos con una mochila muy pesada de rencores y resentimientos, tal vez debamos reflexionar, y perdonar a aquellos que nos hicieron daño, puesto que llevamos su peso en nuestra mochila.
