Nunca me han gustado las despedidas. De pequeña, hasta donde yo recuerdo, cuando se iban mis padres, siempre me quedaba llorando. Ahora, aún noto esa punzada cuando me despido de alguien querido, a pesar de tener la seguridad de que es algo pasajero, y, que pronto nos volveremos a reunir.
-Este mediodía, hemos ido mi hija Gema y yo al aeropuerto de Barajas a despedir a mi hijo mayor Daniel que volvía a París. Daniel ha venido a pasar 8 días con nosotros, pues juntamos en marzo por orden el cumpleaños de mi hijo Félix (2), mi cumpleaños (5), nuestro aniversario de boda (12), el cumpleaños de Daniel (15), y el día del padre (19), así que lo hemos pasado de maravilla celebrando, comiendo (aunque seguramente todos hemos ganado peso), y sobre todo charlando, riéndonos, y poniéndonos al día.
-Los hijos nos preocupan tanto, que si lo supieran se asustarían.
- Nos preocupan los que viven lejos, los que viven cerca, hasta nos preocupamos por los que viven con nosotros.
- Querríamos firmarles un cheque en blanco de felicidad para asegurarnos de que siempre serán felices.
- Querríamos que siempre escogieran lo correcto, que acierten a la primera y que no sufran, porque nosotros hemos sufrido muchas veces por cosas que luego a nuestra edad, sabemos que son tonterías, pero hay que llegar a tener nuestra edad para saberlo.
- Nos gustaría explicarles que los errores del pasado, hay que dejarlos atrás, que no sirve de nada recordarlo, que nosotros hemos cometido muchos y muy a menudo, y que ahora sabemos que no pasa nada.
- Que miren adelante, que no vuelvan la vista atrás ni para coger impulso, porque mirar atrás duele.
- Hay que superar los errores del pasado, y no guardar rencor a nadie, porque nadie que nos ha hecho daño, merece que le recordemos, porque el rencor es una herida enconada, que no se cura.
Nuestros hijos se han hecho mayores de pronto, si que nos demos cuenta, se han hecho hombres y mujeres independientes, y, tienen desde hace mucho su propia vida.
-Salieron al mundo a buscar lo que necesitaban, y solamente nos alegra saber que lo han conseguido.
-Ahora nosotros les vemos un poco de lejos, pero cada noche rezamos por ellos.
-Queremos verles a todos, enamorados y felices, porque el amor pone alas en los pies.
-Nos gusta que nos cuenten cosas, y celebramos mucho sus triunfos, pues los padres, siempre hemos sabido que nuestros hijos son muy buenos y muy listos, y nos encanta saber que los demás lo reconocen.
-Queremos que sepan que el éxito en la vida, no es tener buenas cartas, sino saber jugar las que cada uno tiene, porque la vida es como un viaje por mar, con días de calma y días de borrasca, pero el éxito de la travesía está solamente en las manos del capitán.
-La lástima, es que cuando nos damos cuenta de lo maravillosa que es la vida, y que no hay que desperdiciarla en tonterías, es cuando hemos vivido mucho, y la hemos desperdiciado en muchas tonterías.
-Este mediodía, hemos ido mi hija Gema y yo al aeropuerto de Barajas a despedir a mi hijo mayor Daniel que volvía a París. Daniel ha venido a pasar 8 días con nosotros, pues juntamos en marzo por orden el cumpleaños de mi hijo Félix (2), mi cumpleaños (5), nuestro aniversario de boda (12), el cumpleaños de Daniel (15), y el día del padre (19), así que lo hemos pasado de maravilla celebrando, comiendo (aunque seguramente todos hemos ganado peso), y sobre todo charlando, riéndonos, y poniéndonos al día.
-Los hijos nos preocupan tanto, que si lo supieran se asustarían.
- Nos preocupan los que viven lejos, los que viven cerca, hasta nos preocupamos por los que viven con nosotros.
- Querríamos firmarles un cheque en blanco de felicidad para asegurarnos de que siempre serán felices.
- Querríamos que siempre escogieran lo correcto, que acierten a la primera y que no sufran, porque nosotros hemos sufrido muchas veces por cosas que luego a nuestra edad, sabemos que son tonterías, pero hay que llegar a tener nuestra edad para saberlo.
- Nos gustaría explicarles que los errores del pasado, hay que dejarlos atrás, que no sirve de nada recordarlo, que nosotros hemos cometido muchos y muy a menudo, y que ahora sabemos que no pasa nada.
- Que miren adelante, que no vuelvan la vista atrás ni para coger impulso, porque mirar atrás duele.
- Hay que superar los errores del pasado, y no guardar rencor a nadie, porque nadie que nos ha hecho daño, merece que le recordemos, porque el rencor es una herida enconada, que no se cura.
Nuestros hijos se han hecho mayores de pronto, si que nos demos cuenta, se han hecho hombres y mujeres independientes, y, tienen desde hace mucho su propia vida.
-Salieron al mundo a buscar lo que necesitaban, y solamente nos alegra saber que lo han conseguido.
-Ahora nosotros les vemos un poco de lejos, pero cada noche rezamos por ellos.
-Queremos verles a todos, enamorados y felices, porque el amor pone alas en los pies.
-Nos gusta que nos cuenten cosas, y celebramos mucho sus triunfos, pues los padres, siempre hemos sabido que nuestros hijos son muy buenos y muy listos, y nos encanta saber que los demás lo reconocen.
-Queremos que sepan que el éxito en la vida, no es tener buenas cartas, sino saber jugar las que cada uno tiene, porque la vida es como un viaje por mar, con días de calma y días de borrasca, pero el éxito de la travesía está solamente en las manos del capitán.
-La lástima, es que cuando nos damos cuenta de lo maravillosa que es la vida, y que no hay que desperdiciarla en tonterías, es cuando hemos vivido mucho, y la hemos desperdiciado en muchas tonterías.