(Esta imagen de Jesús de Medinacelli, es el mejor símbolo de Semana Santa que podemos poner)
Estaba charlando esta tarde con mis hermanas de
lo diferentes que eran las Semanas
Santas de nuestra infancia a las que vivimos ahora.
La Semana Santa de nuestra niñez, era una semana
totalmente dedicada al culto, y a nadie
se le ocurría ir a la playa de vacaciones.
-Empezábamos con la misa en los Jesuitas del
Domingo de Ramos. Nosotras siempre estrenábamos algo, aunque fuera un par de
calcetines, porque decíamos las niñas, que “El que no estrena en Domingo de
Ramos, no tiene pies ni manos”.
-La misa era muy bonita y todos llevábamos
palmas que nos habían bendecido, y había una procesión con las palmas,
alrededor de la iglesia y por el atrio donde estaba el sepulcro del Padre
Rubio, hoy santo.
-En mi casa, mi hermano Finín, que era de la Escolanía “Mater Amábilis” de los jesuitas, cantaba, y
también hacía de monaguillo, con sus hábito de color rojo, y el alba blanca con encajes .
-Al volver de misa, mi abuelita, ponía una palma
muy grande, atada con cordeles a los
barrotes de hierro de nuestros balcones, y se quedaba allí, hasta que las
inclemencias del tiempo la estropeaban.
-A mí me gustaba mucho ir con mis amigas a
visitar las 7 iglesias, donde habían
puesto un altar especial lleno de flores con la custodia.
-Al entrar , te daban una estampa con oraciones,
y te arrodillabas un ratito a rezar, al salir ibas a otra , y luego a otra, así
hasta conseguir 10 visitas, al terminar, contábamos nuestras estampas y las
guardábamos en el misal.
-Nosotros vivíamos en Madrid en el Barrio de
Salamanca, y como estaba lleno de iglesias, siempre conseguíamos visitar 7
iglesias diferentes, porque mis amigas que vivían en pueblos o en barrios
apartados, entraban y salían de la misma 7 veces.
-Solíamos empezar con Los Jesuitas, después Los Oblatos,
La capilla del Colegio de Huérfanos de La Salle, Los Carmelitas, Colegio de
Jesús y María, El colegio de la Asunción, y la Parroquia de La Concepción.
-Por la tarde- noche, íbamos a la procesión de
“El Divino Cautivo”, que en aquellos tiempos formaba parte de la Procesión del
Silencio, que era una procesión preciosa; la talla de Jesús de Mariano Benlliure(que fue hermano
mayor de la Cofradía y uno de los fundadores), es de madera de nogal, a tamaño
natural, y representa a Cristo cautivo ante Poncio Pilato, con la cabeza alta y
las manos atadas.
-En esta procesión, salía de nazareno mi hermano
mayor Jesús Juan, que estudiaba en el Colegio Calasancio(PP Escolapios),
colegio, que fue utilizado desde 1936 hasta 1944 como prisión provincial de
hombres, y cuando devolvieron el colegio a los escolapios, los antiguos alumnos del Colegio, y antiguos
presos, formaron la cofradía del “Divino Cautivo” y en memoria de aquellos tiempos,
cada año, salía de penitente un preso que al terminar la procesión era
liberado.
A nosotros nos encantaba ir, para ver a mi hermano, aunque como todos
llevaban el capirote puesto, era muy difícil, y solíamos seguirle en la
procesión, que hacía un pequeño recorrido
por el barrio.
El sábado Santo, era un día de luto, ni siquiera
había misa, y por la noche, los mayores iban a la vigilia pascual.
-El domingo de Resurrección, era la fiesta grande, ya que con la Resurrección de Cristo
se acaba la pena de la Semana Santa, y
se celebraba con una gran misa solemne
concelebrada con muchos sacerdotes, a veces con el Obispo, y se enciende el Cirio
Pascual que simboliza que Cristo ha resucitado.
-Y así es como se acaba la Semana Santa, que
desgraciadamente ya no vivimos con la misma intensidad de entonces.