Esta mañana me han despertado las gaviotas con sus
chillidos y había tanta luz que parecía que entraba el sol por la puerta.
-He salido al jardín y he estado un buen rato
mirando al mar, porque para una madrileña, el mar es algo mágico, misterioso
y lejano que tiene muy pocas veces a su
alcance.
-Hemos desayunado en el jardín con una música de
gritos de pájaros muy curiosa y acariciándonos una suave brisa.
-Todo huele a mar; es un olor especial, que recuerda a la infancia a nuestros padres , a
días felices que ya quedaron atrás pero que tenemos atesorado en nuestro baúl
de los recuerdos especiales.
-Hemos tenido que ir a la compra y después nos hemos estado bañando un ratito, y
hemos comido tardísimo, sin que mi marido pareciera preocupado.
-Por la tarde nos hemos bañado en la piscina que estaba
templadita y he estado leyendo en la tumbona hasta tarde mientras mi hijo
preparaba la barbacoa para hacer chuletillas de cordero y pollo.
-He empezado un libro apasionante que me acaba de
regalar mi hijo Félix y me ha costado mucho dejarlo para irme a duchar y a
quitarme el bikini para vestirme y abrigarme un poquito para la cena porque de
noche refresca un poco y yo soy muy friolera.
Hemos cenado en el porche junto a la piscina verduras
a la plancha y arroz blanco para
acompañar a la carne y fruta fresca de postre.
-Ahora yo estoy mirando a las estrellas y haciendo mi blog fuera; mi marido está en el
salón viendo la tele y Gema los niños y
Félix hijo, charlando y riéndose.
-Una de las mejores cosas que tienen las
vacaciones es la sensación de poder hacer lo que cada uno quiera, (más o
menos), jajaja sin necesidad de seguir un horario.
- Buenas noches