Esta tarde solamente he hablado con amigas
enfadadas. Eso de enfadarse es algo muy contagioso; gracias a Dios, nosotros
tuvimos ayer un fantástico día tan lleno de buenas noticias, que ninguno de los
enfados ajenos a los que suelo ser tan sensible, ha podido apagar mi alegría.
-Todos hemos pasado rachas en la que cualquier
cosa nos disgustaba, nos contrariaba, nos crispaba, o nos indignaba, y
estábamos deseando tener un nuevo motivo para enfadarnos aunque solamente fuera
un poquito más.
-Esa teoría de que la gente es nuestro espejo,
ya la manejaban los filósofos griegos , así que ni es un invento de Mahatma Ghandi, ni de Louis .L. Hay, sino que es una
sencilla reflexión sobre la vida, el
hombre y sus circunstancias.
-Sabemos que la gente será amable, si la
tratamos con amabilidad, y será tan desagradable como decidamos serlo nosotros
con ello.
-Así que he titulado esta entrada que nuestra
actitud condiciona nuestra vida, porque si queremos tener un buen día,
deberemos en la cama, antes de poner un pie en el suelo, decidir si tendremos un buen día o un mal día.
-Cuando estamos tristes, atraemos tristeza y
también se la causamos a los que nos observan y con los que nos relacionamos.
-Si repartimos cariño y comprensión , ellos
serán con nosotros cariñosos y comprensivos.
-Si somos desagradables y estamos amargados, solamente lanzaremos y recibiremos amargura.
-Así que sabemos que la vida es como un gran
espejo que nos devuelve lo que le mostramos, por eso lo primero y principal es
que tengamos muy claritas nuestras prioridades y preferencias si queremos ser
felices .
-La vida nos devolverá lo que la hemos mostrado,
así que procuraremos sonreír y ser felices para que nos devuelva sonrisas y
felicidad.
-Buenas noches.