Esta mañana hemos tomado en la Estación de Atocha
de Madrid el tren para Alicante, mientras que mi marido, mi hijo Félix y los
niños han ido en coche.
-Los viajes en tren son mucho más divertidos que
los de avión o coche, porque la gente habla
no solamente con su vecino de asiento,
sino también con los que se cruzan en los pasillos del tren ,( porque muchos se
levantan a menudo a estirar las piernas como yo , para evitar calambres) y
sobre todo en la cafetería, donde se comparte en una barra un ratito de conversación mientras
se toma un café o se lee el periódico.
-Hoy ha sido muy divertido porque los que estaban viendo el partido de España en su
portátil; lo retransmitían en voz alta, recibiendo a cambio un vocerío de
aspavientos con los penaltis y una vez que hemos perdido, los comentarios eran
variados y diferentes con lo que se ha montado un coloquio muy interesante.
-A nosotros nos ha contado una señora vasca simpatiquísima
que le han quitado medio pulmón porque tenía cáncer pero que gracias a Dios
está mucho mejor y no piensa rendirse.
-Me encanta ver a la gente hablar con sus vecinos
de asiento, porque es señal de que
todavía muchos confían en la bondad de sus semejantes.
-Detrás de mí, dos chicos compartían direcciones
de Internet de sitios que les
interesaban y una señora mayor, le explicaba a un señor de edad mediana muy “cocinillas”, los secretos para asar al
horno una paletilla de cordero tipo “Aranda de Duero”.
-Todos deberíamos intentar hablar un poco con los
que nos rodean aunque no les conozcamos, porque somos mamíferos sociales y el relacionarnos está en nuestro
ADN.
-Buenas noches.