Tener ira no solo envejece, sino que puede
conducirnos a sufrir un ataque al corazón, junto a los fumadores, los obesos y
las personas sedentarias.
-La ira es una emoción que envejece nuestro
cuerpo 3.000 veces más rápido de lo normal y como somos hijos de nuestra evolución, hacemos
lo mismo que hacían nuestros antepasados, en los tiempos de las cavernas.
- Cuando les perseguían las fieras; ponían en marcha todo un dispositivo para defenderse de un
gran peligro, ( que actualmente no existe).
-Al enfadarnos, nuestro corazón detecta que algo
va mal y bombea la sangre mucho más rápidamente a los músculos de nuestro
cuerpo por si necesitáramos salir
corriendo y defendernos.
-Creamos más plaquetas y activamos nuestro “Sistema
Inmunológico” por si nos hicieran alguna herida en el cuerpo.
-También con este alboroto, las células cargadas
de los lípidos liberan grasa en el flujo sanguíneo, deteriorando nuestras
arterias, y la grasa acumulada se convierte en el famoso “colesterol malo”.
-La ira nos envejece, porque la piel varía según
nuestro estado de ánimo, y cuando estamos tan enfadados, además de alterar
nuestro organismo, dibujamos en nuestro rostro muchísimas arrugas de
expresión que ya no se quitan, nos hacen
parecer mayores y nos afean mucho.
-Las personas que están a menudo llenas de ira,
suelen tener la piel opaca por falta de relajación, les sale acné, por la alta
producción de cortisona, y como al ver
que son incapaces de controlarse, acaban teniendo miedo, sus ojos se abren
mucho más de lo habitual, y levantan mucho las cejas con lo que les salen arrugas en la frente.
-Así que aunque solo sea por estética tendremos
que enfadarnos menos y sonreir más.