Imagínate a la vida
como una gran tómbola.
- Cada día tenemos cada uno, un
montón de papeletas, y tenemos que hacernos cargo de ellas.
-Tenemos que
jugar con las cartas que nos tocan, pero lo que no se puede hacer es dejar pasar
las
papeletas sin siquiera mirar lo que nos ha tocado.
papeletas sin siquiera mirar lo que nos ha tocado.
-Tanta gente
me dice que se arrepiente de no haber hecho esto o aquello, que he llegado a la
conclusión de que a partir de ahora tenemos que considerar todas las
oportunidades que se nos presenten y valorarlas y considerarlas.
- No debemos
dejarlas pasar sin más, ya que a lo mejor más adelante nos acordamos y sentimos
mucho no haber actuado.
-Nosotros a
veces somos nuestro peor enemigo, somos un auténtico fiscal, cuando tenemos que
ser nuestro abogado defensor, comprendernos, apoyarnos con paciencia y disculparnos si hiciéramos algo mal.
-Si nosotros
no nos queremos quien nos va a querer…..
Tenemos que
hacer limpieza en nuestra cabeza y barrer los malos pensamientos, porque somos
lo que pensamos que somos.
-Tenemos a
veces inseguridad, y no nos damos cuenta de que somos personas muy valiosas y
que tenemos una gran potencialidad.
-Muchas
veces por tener una baja autoestima, creemos que no podemos, que no valemos o
que no servimos, y perdemos muchas oportunidades maravillosas que nos hubieran
hecho muy felices.
-Vamos a
dejar de criticarnos.
-Una vecina
mía que estaba en un caso extremo económicamente hablando, no se asustó cuando
la dijeron en muchas empresas que no
tenía ninguna cualificación en nada que pudiera interesarles.
-Un día una
vecina la comentó que habían abierto en la vecindad una pizzería riquísima que
habían cenado allí, pero que no tenían postres solamente helados corrientes.
-Una mañana,
mientras cocinaba una tarta de manzana para sus hijos, se la encendió una bombilla, y se bajó al supermercado, y gastó sus últimos
ahorros en ingredientes de los mejores para hacer distintas tartas.
-A la mañana
siguiente, cargó en su coche 4 tartas y se dirigió a la pizzería, y le ofreció al dueño sus 4 tartas a cambio de
nada; solo le pidió por favor que las troceara y se las ofreciera a sus clientes de postre al precio que quisiera, y dejándole
sorprendido, le dio una tarjeta con su teléfono y se marchó.
-Pasaron dos
días, y el dueño la llamó diciéndola que se pasara que quería hablar con ella.
-Una vez
allí, le confesó que había tenido mucho éxito y le pago una cantidad que a ella
le pareció enorme, encargándole dos tartas de chocolate y una de manzana para
el día siguiente.
-Ayer, me la
encontré haciendo la compra y me dijo que se iba de vacaciones con sus hijos, y
que todo les va fenomenal.
-Esta señora,
creyó en ella, no hizo caso a pesar de que la dijeron que no servía y que no
podía.
- Ella confió
en que sabía hacer tartas, y aprovechó la oportunidad de que cerca de su casa
habían abierto una pizzería sin carta de postres.
-Creer en
uno mismo es básico para triunfar.