Me contaba una amiga a la que recomendé el apasionante libro de Louann Brizendine:”El cerebro masculino”, que estaba tan enganchada, que se había pasado su parada de autobús, porque iba leyendo
, y que ahora lee el libro cada rato libre que tiene.
-Tenemos circuitos cerebrales diferentes, a
pesar de que hasta las 8 semanas, todos los fetos son femeninos, es decir que
al principio todos los fetos son iguales, y sus cerebros también.
-Aunque a nuestros chicos les moleste, está
demostrado que la vida de todo ser humano comienza como hembra, pero a las 6
semanas, algunos embriones deciden ser chicos y empiezan a cambiar.
- Un gen alojado en el cromosoma i, ordena a la
testosterona que empiece a actuar para que el feto sea varón.
-Los bebés varones al nacer, tienen un cerebro con
tanta testosterona como un adulto, y empiezan a prepararse para serlo y
desarrollan circuitos nerviosos de varón.
Somos hijos de nuestra evolución, y el
adolescente varón está programado para cumplir con su cometido biológico:
-Detección rápida de las hembras.
-Deseo sexual urgente.
-Defensa del territorio.
-Desafío a la autoridad.
-Cuando consiguen su objetivo, la testosterona
baja porque ya no es tan necesaria, y los hombres se vuelven más cariñosos y
menos agresivos, es decir más femeninos, y cuando son padres suelen ser mucho
más sensibles y amables.
-Por eso, no podemos enfadarnos si se comportan
de manera diferente a nosotras, porque de hecho somos diferentes.
-Las mujeres en general tenemos más empatía y
nos cuesta muy poco ponernos en el lugar de otra persona y saber cómo se
siente.
-Las mujeres estamos muy influenciadas por la
hormona del estrógeno, y esto nos hace ser como somos.
-Nuestros circuitos cerebrales tienen zonas
ligeramente distintas que hacen que seamos en muchas cosas diferentes.
-Cuando nos den ganas de enfadarnos por como
son, deberíamos recordar que los niños
en los patios de recreo, arreglan sus diferencias con los otros niños
peleándose, mientras que las niñas lo solucionan hablando.