Esta mañana
hemos estado mi marido y yo visitando el Teatro de la Ópera de Madrid,
que es El Teatro Real, con un grupo de amigos y compañeros de la CECA.
-Aunque nos habíamos citado en la puerta del teatro a las 11 menos
cuarto, como Félix es tan puntual,
llegamos media hora antes, pero no nos importó, porque lucía un sol espléndido
y nos dimos un paseíto muy agradable por la plaza de Isabel II. Vimos los
puestos, y nos tomamos un cafetito bombón que nos supo a
gloria.
-Nos recibió en la entrada un guía voluntario,
que era un caballero educadísimo, que nos hizo sonreír a todos, porque lo primero
que nos dijo, fue una lista de las cosas que no podíamos hacer, y a mí me recordó
a las instrucciones que damos las profesoras a los niños cuando les llevamos de
visita a museos, teatros…etc.
Este guía debía ser miembro de la Asociación de
Amigos de la Ópera de Madrid, porque además de ser un excelente “cicerone”, que nos hizo muy agradable y muy
corta la visita, era un melómano que disfrutaba contando anécdotas curiosas y
pequeños detalles, que es lo que hace que la visita resulte agradable.
- Ha sido muy entretenida, porque nos ha sentado
en el patio de butacas, y nos ha explicado los trucos escénicos que utilizan,
los secretos de las luces…..
-Este teatro está considerado uno de los más
importantes de España y de Europa, porque debido a su reciente reconstrucción,
tiene una modernísima maquinaria que le permite cambiar los decorados y las
luces en muy poco tiempo, y han cuidado mucho los detalles para que se oiga
perfectamente desde cualquier ángulo.
-Nos hemos paseado por unos preciosos salones que adornados con cuadros, lámparas y espejos, recordaban al Palacio Real de Madrid, este de la foto, tenía dos retratos enormes de los Reyes de España.
- Hemos subido en ascensor al "paraíso", que es donde están las localidades
más altas y las más baratas, y hemos podido comprobar como una conversación entre
técnicos de iluminación que tenía lugar en el escenario, la oíamos perfectamente desde
nuestro “gallinero”, así que a todos nos han dado ganas de sacar
entradas para ver una ópera cuanto antes.
También visitamos el restaurante del teatro que está abierto al público a
diario.Es magnífico.
-Nos ha enseñado, a través de una maqueta, el
funcionamiento de la tramoya. Esta instalación permite albergar hasta 4 escenarios diferentes
a la vez , de manera que la ópera
representada está toda montada desde el principio, y se van cambiando los
decorados a medida que transcurren los actos.
-Nos hemos despedido, agradeciéndole al guía sus explicaciones durante la visita , y hemos tomado un cafetito con nuestros amigos en el café de la ópera,
terminando así la mañana con un “palique” muy agradable; han estado haciendo planes de
una excursión para ” buenos andarines” por el río Manzanares, a la que yo no me
apunto, porque no ando a su ritmo, ya que lo que a mí me gusta es pasear por la
calle Serrano viendo escaparates.