Ha llegado la hora de hacernos una limpieza mental.
-Estamos agobiados por tantas cosas que hemos convertido a nuestro cerebro en un
extraño “batiburrillo” de cosas propias y ajenas, importantes, y superfluas,
urgentes y eternas, que nos están agobiando sin que nos demos cuenta.
-Nos hemos montado una historia y nos la hemos
creído, nos hemos empezado a hacer responsables de muchas cosas que no son
nuestra responsabilidad.
-Nos parece que la felicidad de los demás
depende de nosotros, y no es así, porque cada uno tiene que asumir su propia
responsabilidad sobre sus asuntos.
-Creo que lo primero que deberíamos hacer , sería separar los
problemas reales de los imaginarios, así que empezaremos abriendo una gran
bolsa de basura, de esas verdes que llevan los jardineros, que son como sacos,
y que las usan para meter cantidades de hojas y rastrojos que quedan después de
una poda en los jardines.
- Lo segundo sería sacar de nuestra cabeza, la
sensación que nos hace sentirnos responsables del placer y de la felicidad de
los demás, dejar de involucrarnos en ansiedades y problemas ajenos, y dejar un
poco de distancia; con solo esto, vaciaremos una gran cantidad material inservible en nuestra bolsa.
-Lo tercero sería tirar miles de carteles
que tenemos guardados y que dicen:
- “ YO SOY INDISPENSABLE”…..no sé por qué hemos
coleccionado esta retahíla, y la hemos grabado a fuego, y es algo que a veces
nos deja sin disfrutar de nuestro espacio
personal, porque lo sacrificamos para hacer esto o aquello que creemos que es
mejor para los demás.
-La vida
ha funcionado miles de años sin ti, y cuando no estés, volverá a
hacerlo.
-Os voy a contar una anécdota personal , que
todavía me duele y pasó hace más de treinta años….
-Recuerdo, que en mis primeros años de trabajar
en mi colegio teníamos un señor en la
oficina, que se llamaba Sr Pérez.
-Era un caballero de aspecto británico, delgado
y elegante, que siempre te atendía con la sonrisa en los labios, y salías de su
despacho con la sensación de que tu
problema se había resuelto solo por contárselo.
-El hacía de todo en aquella oficina: Llevaba la
administración, pagaba a las profesoras sustitutas, y a los distribuidores, ayudaba a cualquier miembro del personal, a interpretar
las letras pequeñas de los documentos.
Enseñaba a las señoras de la limpieza a rellenar papeles…
-Llevaba cientos de cosas en silencio, quedándose siempre después de que acabara el colegio, resolviendo problemas….
Enseñaba a las señoras de la limpieza a rellenar papeles…
-Llevaba cientos de cosas en silencio, quedándose siempre después de que acabara el colegio, resolviendo problemas….
-Todos los días pasaba delante de él y siempre
me saludaba con una sonrisa encantadora, y hacía algún comentario.
-Un día, dijeron que estaba malo, que había ido
al médico……
-Enseguida supimos, que estaba gravísimo; tenía
una enfermedad terminal, pero lo más terrible para mí, fue escuchar en su
funeral a Mercedes, su mujer, decir que
llevaba mucho tiempo enfermo, que se
tomaba montones de aspirinas para calmar sus dolores, ya que nunca tenía
tiempo para ir al médico, porque pensaba que no podía dejar su oficina sola, que ella le
insistía, pero que siempre lo posponía esperando un mejor momento…..
-Así que cuando por fin fue al médico, solo
pudieron diagnosticarle un cáncer con metástasis, que probablemente habría tenido solución, si se
hubiera empezado el tratamiento al principio de aparecer los síntomas, pero él nunca quiso colgar en su oficina el cartel de cerrado.
-Después todo cambió en el colegio, primero le
sustituyó su mujer, Mercedes, que era una profesora que nos sustituía y que a
veces le ayudaba cuando estaba muy agobiado.A su vez contrataron a otro señor, pero enseguida vieron que ambos
no daban abasto, así que pasaron del pequeño despacho, a uno grande en el colegio nuevo, lleno de secretarias y
administrativos.
-En el colegio todo funciona de maravilla, pero el
pobre señor Pérez, tan cariñoso, educado y amable, ya no volverá nunca más……