Esta tarde hemos ido a Jesús de Medinacelli, al
funeral de Piluca, la hermana pequeña de Marisa, una amiga de juventud y compañera de carrera.
-Impresiona mucho la muerte de una amiga cuando parece que no era su hora; nos parece
que a Piluca le quedaba mucho por vivir
y disfrutar al lado de su marido, de sus hijos , de su hermana , y de todos los que la queríamos, pero la vida
reparte cartas, y a ella le han tocado malas.
-Hemos rezado por ella y nos ha emocionado el
ver la compostura y el aplomo que mostraban sus hijos, sus sobrinos y Marisa, su querida hermana, al leer en voz alta con la
voz quebrada, las oraciones y súplicas.
-Marisa sabía lo grave que estaba su hermana, por eso estuvo pasando
unos días con ella, acompañándola fingiendo alegría y queriéndola más que nunca.
-Desgraciadamente , no han podido hacer nada más aunque han intentado todo, y enseguida murió.
-He rezado mucho por ella porque leí en el libro
de María Vallejo Nájera “Entre el cielo y la Tierra” que el día del funeral el difunto está
presente y el mayor homenaje que le
pueden hacer sus allegados y seres
queridos es rezar para que su alma pueda
reunirse con Dios lo antes posible, y no se debe consentir que la gente vaya
como si fuera un evento social a abrazar a la familia ni a acompañarles. ¡Es
día de rezar ¡, y los difuntos se ponen muy tristes si ven que sus seres queridos no rezan por ellos.
-Ha sido un funeral emocionante, y al volver a
casa en el coche , hablando con mi hija Gema, se me ha ocurrido pensar cómo nos
portaríamos si supiéramos que hoy era nuestro último día en la Tierra.
-Quizás seríamos menos perfectos en nuestros trabajos
y en nuestras relaciones sociales, y más cariñosos y más auténticos en las
personales y familiares.
-Diríamos
a nuestros seres queridos no solo que les queremos, sino que nuestra
vida mejora solamente con su presencia.
-Haríamos ese viaje que tanto nos ilusiona y que
posponemos constantemente.
-Nos reuniríamos más personalmente y mandaríamos
menos whatsApps.
-Charlaríamos con nuestros hijos sobre sus sueños
y sus expectativas , y no criticaríamos sus puntos de vista porque tienen que
ser libres y decidir por ellos mismos.
-Seríamos más tolerantes con nuestros fallos y
nuestros defectos, y nos reiríamos de ellos sin magnificar todo como si fuera
algo grave e irreversible.
-No les dejaríamos ninguna instrucción , porque
cada uno debe vivir su vida de la mejor manera que les parezca, solo les
diríamos lo que nos importa que sigan con sus vidas, que sean felices y que les
queremos tanto…..
-Buenas noches.