Cada vez que las que ya hemos pasado el “Ecuador”
de nuestra vida, tenemos que hablar de nuestras madres, nos emocionamos y los jóvenes se quedan
estupefactos, porque les parece que hubiéramos vivido en Atapuerca.
-Nuestra infancia en pleno Madrid,( no en ningún pueblo),
parece sacada de una novela clásica.
-Nuestras madres casi siempre estaban en casa esperando a que volviéramos del colegio, y se
alegraban tanto de vernos que parecía que hubiéramos estado en la guerra en lugar de en el cole.
-Nos cambiábamos de ropa , porque en nuestros
tiempos todas teníamos ropa de casa y ropa de salir; nos lavábamos las manos,
merendábamos un bocadillo riquísimo , o un trozo de bizcocho casero con chocolate calentito, y nos poníamos todos a hacer
los deberes en una mesa camilla enorme con brasero, mientras mi madre pelaba
guisantes o judías verdes , o hacía cualquier cosa mientras nos vigilaba.
-Dicen que las familias han cambiado, y yo lo
comprendo perfectamente, porque en nuestra familia, como decía mi suegra que era
maestra: “las familias las hacían las mujeres”.
-En nuestras casas siempre había sitio para un
invitado, nuestras amigas podían quedarse a merendar o a comer , porque siempre
había comida, y si no , mamá lo improvisaba.
-Como éramos 5 hermanos,( yo soy la pequeña), supongo que los recuerdos serán un poco diferentes....
-Como éramos 5 hermanos,( yo soy la pequeña), supongo que los recuerdos serán un poco diferentes....
- En casi todas las casas , vivían las abuelas
que servían para todo, cosían como los ángeles, cocinaban , nos curaban las heridas y nos
contaban cuentos.
-Nos revisaban los deberes antes de acostarnos,
y si no habíamos terminado, o no los habíamos hecho bien, nos los explicaban y los repetíamos.
-Intentaban por todos los medios que los
hermanos nos lleváramos bien , y hacíamos muchísimas cosas juntos .
-En mi casa jugábamos muchos domingos de
invierno todos al Palé (Monopoly), un juego donde se vendían y compraban calles y casas.
-Recuerdo que muchos sábados iba a la compra con mamá con una bolsa grande hecha de trozos de piel,
que llamábamos “capacho”, y que cabía de
todo.
-Las cuentas las hacían los tenderos con un lápiz
que sujetaban detrás de la oreja , en una esquina de su papel de estraza , y
manejaban un cálculo mental seguro y
rápido, y aunque luego mi madre lo
repasaba, casi siempre estaba bien hecho.
-Las fiestas familiares y las navidades eran
auténticos banquetes, durante muchísimos años, donde además de nosotros , iban nuestros maridos , hijos y suegras y donde nos parecía lo más normal que todo estuviera
perfecto y nunca pensábamos en el gran trabajo que había detrás de esas mesas.
-Las mujeres han sido las heroínas de nuestra
época, y quizás por eso , ellas estaban empeñadas en que todas las niñas
estudiásemos una carrera , para evitar que nos pasara lo que a ellas.
-A nuestras madres las tenemos que agradecer la
manera en la que consiguieron que asumiéramos que a nosotras nos correspondía
otro tipo de vida, que trabajar y tener una carrera es algo estupendo que nos iba a permitir vivir muy bien y tener
mucha libertad , así que asumimos los cambios sin ninguna ira ni rencor hacia
los hombres.
-Nuestras madres consiguieron mantener nuestras
vidas unidas como una familia, grabando en nuestra memoria imágenes imborrables
e inolvidables de aquellos días.
-Por eso en cuanto faltan ellas ,las familias se
empiezan a desmoronar poco a poco.
-Todas las abuelas de ahora; agradecemos a
nuestras madres su generosidad al priorizar nuestra crianza y cuidado a su
carrera profesional (mi madre era Licenciada en Filosofía y Letras), porque
nosotras no hemos sido así, y podemos desde nuestra distancia valorar su
actitud.
-Con esto no pretendo juzgar, simplemente cuento
su generosidad ahora que yo soy abuela y me considero una ”buena abuela”.
-Buenas noches.