Hay que aprender a compartir. Las cosas tienen que circular como circula el dinero, porque si todo lo guardas para ti, todo se acabará coagulando como la sangre.
-Hay que compartir buenas palabras, saludos, sonrisas, frases de ánimo.
-Hay que compartir los sueños, y a lo mejor alguien que te oye te ayuda a cumplirlos, si no lo haces, te vuelves a dormir.
- Hay que compartir pensamientos de calidad, para que mejore nuestro entorno y sea más positivo.
-Hay que olvidarse del rencor, y soltarlo dentro de un gran globo, porque es una carga muy pesada para llevarla siempre encima.
-Hay que compartir los planes, y las nuevas ideas, porque si tú crees en ellos, los demás también lo harán.
-Planea cosas nuevas, porque tu mente es como un paracaídas que solo funciona cuando lo abres.
-Hay que perseguir la felicidad, porque “como un lacayo vil, solo va detrás de los que son felices”.
-Hay que intentar ser lo que nos hubiera gustado ser, porque a lo mejor lo conseguimos.
-Hay que intentar actuar correctamente, porque si ni, tendremos remordimientos.
-Hay que querer a los que nos quieren, así pondremos en marcha una enorme cadena de cariño.
-Hay que dejar ir a las malas personas, para que se estrellen contra su propia maldad.
-Hay que aprovechar la segunda oportunidad que te ofrece la vida, déjala entrar, y si te cambia, deja que te cambie.
-Hay que respetar la individualidad de las personas, y no hay que querer cambiarlas a nuestro gusto.
-Hay que perder el miedo a estar solo, y aprender a vivir mejor contigo mismo.
-Hay que escoger un buen compañero de viaje que nos quiera como somos, sin cambiarnos, y que respete nuestra individualidad.
-Hay que darse cuenta de que hemos cambiado el mundo, y ahora tenemos que reciclarnos para adaptarnos a ese mundo nuevo.
-Hay que aprender a perdonarse a uno mismo, porque si no, nunca podrás perdonar a los demás.
-Hay que saber que cada día que vives es un día especial que no puede desaprovecharse con malos pensamientos.
-Hay que entender que la vida es un conjunto de experiencias para gozar, no para sobrevivir.
-Hay que compartir buenas palabras, saludos, sonrisas, frases de ánimo.
-Hay que compartir los sueños, y a lo mejor alguien que te oye te ayuda a cumplirlos, si no lo haces, te vuelves a dormir.
- Hay que compartir pensamientos de calidad, para que mejore nuestro entorno y sea más positivo.
-Hay que olvidarse del rencor, y soltarlo dentro de un gran globo, porque es una carga muy pesada para llevarla siempre encima.
-Hay que compartir los planes, y las nuevas ideas, porque si tú crees en ellos, los demás también lo harán.
-Planea cosas nuevas, porque tu mente es como un paracaídas que solo funciona cuando lo abres.
-Hay que perseguir la felicidad, porque “como un lacayo vil, solo va detrás de los que son felices”.
-Hay que intentar ser lo que nos hubiera gustado ser, porque a lo mejor lo conseguimos.
-Hay que intentar actuar correctamente, porque si ni, tendremos remordimientos.
-Hay que querer a los que nos quieren, así pondremos en marcha una enorme cadena de cariño.
-Hay que dejar ir a las malas personas, para que se estrellen contra su propia maldad.
-Hay que aprovechar la segunda oportunidad que te ofrece la vida, déjala entrar, y si te cambia, deja que te cambie.
-Hay que respetar la individualidad de las personas, y no hay que querer cambiarlas a nuestro gusto.
-Hay que perder el miedo a estar solo, y aprender a vivir mejor contigo mismo.
-Hay que escoger un buen compañero de viaje que nos quiera como somos, sin cambiarnos, y que respete nuestra individualidad.
-Hay que darse cuenta de que hemos cambiado el mundo, y ahora tenemos que reciclarnos para adaptarnos a ese mundo nuevo.
-Hay que aprender a perdonarse a uno mismo, porque si no, nunca podrás perdonar a los demás.
-Hay que saber que cada día que vives es un día especial que no puede desaprovecharse con malos pensamientos.
-Hay que entender que la vida es un conjunto de experiencias para gozar, no para sobrevivir.