Me he
encontrado esta mañana en el Hipercor, a la madre de una alumna mía de hace
varios años; y me he parado a
preguntarla por su hija.
- Después de
contarme que la va de maravilla, que acaba
de empezar una carrera con muy buenas notas en los parciales, hemos estado charlando un ratito mientras hacíamos la compra, y me ha dicho, que la preocupa muchísimo su hijo pequeño que tiene 8 años, porque está pasando un curso muy malo, y que le ha llevado al psicólogo por consejo de su profesora, y le han encontrado una bajísima autoestima.
de empezar una carrera con muy buenas notas en los parciales, hemos estado charlando un ratito mientras hacíamos la compra, y me ha dicho, que la preocupa muchísimo su hijo pequeño que tiene 8 años, porque está pasando un curso muy malo, y que le ha llevado al psicólogo por consejo de su profesora, y le han encontrado una bajísima autoestima.
-Esta
señora, yo creo que es una buena madre, parece razonable y cariñosa, y se la
veía desolada, porque dice que es muy descorazonador que tu hijo te diga que
todo lo hace mal, que no sabe, que no puede…… y que ellos ya no saben qué hacer…..
-Yo, la he
dicho que lo que el piense él de sí
mismo, es lo que será, porque sus pensamientos crearán su vida.
-Hay que
vigilar a los niños y hablar con ellos cuando suceden estas cosas porque una
baja auto- estima, destruye cualquier personalidad, y si el niño se cree que no
va a poder, no podrá.
-Es
importantísimo que sepan que les queremos, que sabemos que son listos y buenos
y que son capaces de hacer bien las cosas, porque si no les logramos convencer,
la vida les pagará con la misma moneda.
-Yo la he
contado una historia que nos contaba mi madre, que le había sucedido a Albert Eínsteín.
-Dicen que
una helada mañana de invierno, mientras
dos niños pequeños jugaban en un lago helado en
un pueblo del Norte de Alemania, el hielo se quebró, y uno de los niños
se cayó y se quedó atrapado entre una grieta del hielo.
-Su
amiguito, cogió su patín y se puso a martillar compulsivamente sobre el hielo,
hasta que inexplicablemente (pues era un trozo de hielo gordísimo), consiguió
romperlo él solo, y sacar al chico.
- Cuando llegaron los bomberos, se quedaron
estupefactos, pues era prácticamente imposible que un niño pequeño, que tiene
poquísima fuerza, hubiera podido partir ese
gran bloque de hielo golpeando solamente con su monopatín.
-Los
bomberos le preguntaron al niño que cómo lo había logrado romper, y en ese
momento contestó un hombre que estaba entre la gente y que lo había
presenciado:
-¡Yo, lo
sé!, les dijo.
-¿Cómo lo
hizo?, le preguntaron los bomberos otra
vez, intrigadísimos.
-Muy
sencillo, comentó el hombre,( que no era ni más ni menos que Eínsteín).
-No había
nadie para decirle que no era capaz de hacerlo. -El niño creyó que podría y
pudo.
-Creo que si
todos los padres y profesores, interiorizáramos realmente lo que esto
significa, nunca más habría niños inseguros que luego serán adultos desgraciados
porque si tú no crees en ti, ¿Quién va a creer?
-Termino con
una maravillosa y esperanzadora frase de Albert Eínsteín:
-“Dios nos
hizo a todos perfectos y no escoge a los capacitados, sino que capacita a los escogidos.
Hacer o no
hacer algo, solo depende de nuestra voluntad y perseverancia”.