Esta tarde he hablado mucho rato con mi querida
amiga Irene, y nos hemos tenido que poner al día, porque hacía por lo menos un
mes que no hablábamos y nos hemos estado contando muchas cosas.
-Las charlas con las “amigas del alma”, cunden
mucho, porque de pronto te das cuenta de que la estás contando algo que creías
que había pasado, y que no era tan importante,, pero al verbalizarlo con ella,
de pronto descubres que te duele y mucho.
-Luego me ha llamado otra amiga que está muy
desilusionada de la vida porque la han ocurrido unas cosas muy decepcionantes
con personas en las que confiaba, y a las que siempre había ayudado, tiene un disgusto enorme y se ha tenido que tomar una pastilla con una infusión.
- Así que la he dicho, que a nadie le extraña que un burro de coces, y que ella debe pensar que cada persona tiene una naturaleza y un carácter muy diferentes al suyo, que no sufra, y que esta noche lea mi blog, que se lo voy a dedicar contándole una historia con una moraleja que va a reconocer. Se llama :
- Así que la he dicho, que a nadie le extraña que un burro de coces, y que ella debe pensar que cada persona tiene una naturaleza y un carácter muy diferentes al suyo, que no sufra, y que esta noche lea mi blog, que se lo voy a dedicar contándole una historia con una moraleja que va a reconocer. Se llama :
“EL ALACRÁN”
-Un maestro tibetano, paseaba un día por la
orilla de un río, cuando descubrió que un pequeño alacrán se estaba ahogando, ni corto ni perezoso, se quitó su
hábito naranja , se metió en el río y le salvó.
-Al cogerle, el alacrán le dio un tremendo
picotazo que le dolió muchísimo, y su instinto ante un dolor tan fuerte, fue soltarlo,
y el alacrán volvió a caerse al río, y
el maestro, al ver que se ahogaba otra vez, intentó volverle a sacar, pero el
alacrán le volvió a picar.
-“Perdone mi atrevimiento maestro, pero me he
dado cuenta de que, ¡usted es muy terco!
-¿Es que no se da cuenta de que cada vez que
intente sacarle del agua, el alacrán le picará?
-El maestro, le miró sonriente, y respondió:
-“Hijo mío, la naturaleza del alacrán es picar,
el alacrán nunca va a cambiar su naturaleza, y eso tampoco va a cambiar la mía,
que es ayudar y servir.
-Entonces, el maestro, cogió una hoja muy
grande, y ayudándose de ella, sacó al alacrán del agua y le salvó la vida.
-Mi amiga, verá que ella es una buena chica, que
ayuda a todo el mundo, sin esperar nada a cambio, y que algunas de las personas
a las que ella ayudó, son por naturaleza como el alacrán, pero la conducta de
los demás no deben nunca condicionar la nuestra.
-Moraleja: “Nunca cambies tu naturaleza, y si
alguien te hace daño, solamente toma precauciones”.
-A veces cuando la vida nos presenta mil razones
para llorar, busca dentro de ti, otras mil para reír.
-A veces si
notas que te duele mucho el alma, es porque Dios te ha agarrado un poco
fuerte al sujetarte para que no te caigas.
-¡Buenas noches!